CRÍTICA cine
«I’m still here»
Koldo LANDALUZE
Confirmado que se trataba de un «falso» documental, “I´m Still Here” adquiere un significado completamente diferente y, lejos de ser una filmación del vertiginoso descenso a los infiernos protagonizado por un desorientado Joaquin Phoenix, que anunció su despedida del mundo del cine para convertirse en cantante de hip hop, se transforma en un vehículo estelar en el que Phoenix saca a relucir su aspecto interpretativo más fiero y grotesco dentro de un centrifugado de imágenes que tienden al exceso y aturden por su aparente sinsentido.
Tampoco resulta muy convincente la idea de que Phoenix haya querido sacar a la luz pública los desórdenes del llamado star system norteamericano, ya que dicha denuncia hacia un modelo vital donde priman los desórdenes y los caprichos de las estrellas y los estrellados que habitan el planeta Hollywood, son casi inherentes a ese distrito artificial de Los Ángeles desde antes de que el cine aprendiera a hablar. Contando con la complicidad total de su cuñado, el no menos peculiar actor Casey Affleck, Phoenix se muestra muy convincente en cada una de las escenas que protagoniza en su errático periplo y que tiene en los balbuceos etílicos que animó la entrevista con David Letterman uno de sus momentos más fulminantes.
Su aspecto desaliñado, sus gestos simiescos y su mirada perdida salpican un metraje en el que lo escatológico se muestra como elemento autohumillador de un excelente actor. “I´m Still Here” puede ser considerado como un psicodrama que tiene la rara habilidad de provocar la risa que provoca lo grotesco y lo trágico, un experimento ególatra que pretende reflexionar sobre los sinsabores de la fama y la soledad que acompaña en todo momento al artista. Es una lástima que tanto Phoenix y Affleck no hayan querido seguir la dirección que apunta la recta final de esta broma implacable y se conformen con un ejercicio que ha querido seguir la estela de la antológica broma del graffitero Bansky, “Exit through the gift shop”.
