Casi la mitad de los trabajadores no cobra las horas extra a final de mes
En el Estado español, un 45,3% de los trabajadores que realizan horas extra no las cobran a final de mes, según un estudio elaborado por el INE. En algunos sectores el porcentaje es incluso más escandaloso, con cifras que alcanzan el 85%. La crisis económica ha acentuado una práctica que ya era muy extendida y, además, el coste de las horas que se trabajan de más está en el nivel más bajo de los últimos años.
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El 45,3% de los trabajadores asalariados del Estado español que realizan horas extra en sus empresas no las cobra a final de mes y otro 4,8% percibe sólo una parte, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) correspondientes al cuarto trimestre de 2010 difundidos ayer por Europa Press.
La proporción de trabajadores que no cobran las horas extra incluso supera el 70% en el caso de las industrias extractivas o en el de los profesionales de la información y las comunicaciones, mientras que en el de las actividades financieras, inmobiliarias o en la educación este porcentaje supera el 85%.
Según el estudio, la proporción de trabajadores que se encuentran en esta situación de entre todos los que trabajan más allá de los horarios pactados se incrementó al cierre de 2010 en casi cuatro puntos porcentuales respecto al 41,5% registrado en el mismo periodo del año anterior. Es destacable, asimismo, que los trabajadores que no cobraban las horas extra suponían el 33,8% al cierre de 2007, en los primeros compases de la crisis.
Además, el coste medio de cada hora extraordinaria alcanzó en el tercer trimestre (último dato disponible) su nivel más bajo en los tres últimos años (primeros datos publicados por el INE), hasta situarse en 15,06 euros, frente a los 16,3 euros con los que arrancó el año 2010.
Estatuto de los Trabajadores
Según el Estatuto de los Trabajadores, «mediante convenio colectivo, o, en su defecto, contrato individual, se optará entre abonar las horas extraordinarias en la cuantía que se fije, que en ningún caso podrá ser inferior al valor de la hora ordinaria, o compensarlas por tiempos equivalentes de descanso retribuido». Añade que «en ausencia de pacto al respecto, se entenderá que las horas extraordinarias realizadas deberán ser compensadas mediante descanso dentro de los cuatro meses siguientes a su realización».
Por tanto, según este criterio, el 45,3% de los trabajadores que realizan horas extras sin cobrarlas deberían librarlas. Según el INE, la jornada fijada en convenio durante el tercer trimestre (último dato disponible) fue de 154,2 horas semanales, y las extraordinarias -a recuperar en cobro o en días libres- fueron de media 0,65 horas por empleado.
Durante ese periodo se contabilizaron 29,31 horas no trabajadas por empleado, de las que sólo un 0,03 se contabilizaron como no trabajadas por compensación de horas extras, una cifra de media muy inferior al promedio de horas extra.
Según fuentes sindicales, el número de personas que hace horas extra, pero que no las cobran y las hacen fuera de lo que marcan los convenios o los contratos podría ser mayor.
Al cierre de 2007, en los albores de la crisis, el porcentaje de trabajadores que no cobraban las horas extra era del 33,8%. Tres años después, ese porcentaje había subido en once puntos y medio, hasta alcanzar el 45,3%.
Además, el coste medio de la hora extra alcanzó en el tercer trimestre del año pasado -último dato disponible- su nivel más bajo en los últimos años, con 15,06 euros, frente a los 16,3 euros en los que empezó el ejercicio.
El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean Claude Trichet, afirmó ayer que subir los salarios «sería la última tontería que hay que hacer» y sostuvo que controlar los sueldos es la vía para hacer frente al paro.
«No podemos hacer nada contra un aumento inmediato de los precios del petróleo o de las materias primas, pero tenemos que luchar contra los efectos de segunda ronda», lo que incluye los salarios pero también los otros precios, argumentó en una entrevista a la emisora francesa Europe 1 recogida por Efe. Preguntado sobre el descontento que causa que mientras hay restricciones presupuestarias los bancos estén volviendo a repartir fuertes primas entre sus dirigentes, el presidente del BCE contestó que «nuestro mensaje se dirige a todos los precios, no sólo a los salarios».
Más allá de la cuestión de las primas, el mensaje para los bancos fue que «refuercen su balance» para «que soporten choques y presten en las mejores condiciones».
Sobre los riesgos de un repunte inflacionista, aunque señaló que los análisis de su institución van en la línea de que los riesgos al alza y a la baja «están equilibrados», puntualizó que «podrían desplazarse al alza en el futuro». También indicó que en el BCE «nunca hemos dudado en subir los tipos de interés, incluso cuando los gobiernos nos pedían que no lo hiciéramos» si se trataba de «garantizar la estabilidad de precios a medio plazo».
«La inflación es un impuesto para los más pobres y para los más desfavorecidos», insistió en su defensa.
A la pregunta de si hemos dejado atrás la crisis, indicó que «sería ingenuo negar que afrontamos cambios estructurales». GARA