La conexión público-equipo se recupera en noventa minutos
Natxo MATXIN
No era muy normal que en el entorno de un club como Osasuna uno de los temas más debatidos fuera la ostensible falta de sintonía no sólo de la grada con el técnico, sino incluso de éste último con casi todas las instancias de la entidad rojilla. Quizás se ha tardado más de la cuenta en acabar con la enfermedad, pero bienvenida sea la cura porque el paciente ha mostrado signos de recuperación en pocos días de tratamiento.
Sin la simbiosis entre quienes corren por el césped y los que sufren tras pagar su localidad, Osasuna era un muerto viviente, un suicida abocado a precipitarse por el abismo. Sólo han hecho falta 90 minutos para demostrar que la necesidad es mutua de cara a llevar este barco a buen puerto y como aviso a navegantes de que esta empresa no se puede poner en manos de personas que no entienden ni quieren entender la idiosincrasia de un club humilde.