En la plaza de la Perla en Manama, capital de Bahrein, los concentrados han cruzado la línea y comienzan ya a exigir abiertamente el final del régimen de la dinastía de los Al-Jalifa.

«No queremos ni a Hamad, ni a Jalifa ni a Salman», señalan en referencia al rey, al primer ministro y al príncipe heredero, todos miembros de la dinastía suní que controla desde el siglo XVIII Bahrein, un pequeño país de mayoría chií.

Los manifestantes volvieron el sábado a la plaza después de que el régimen accediera a retirar al Ejército. Un manifestante chií herido durante el sangriento asalto a la plaza en la noche del pasado jueves sucumbió ayer a sus heridas, lo que eleva a siete los muertos por la represión. Mientras tanto, la oposición tolerada se ha alineado con las protestas y si bien no descarta la oferta de diálogo del régimen, convocó para hoy una manifestación en la que espera reunir a 100.000 manifestantes en un país de poco más de un millón. El líder chií en el exilio de Londres, Hassan Mashaimaa, juzgado en ausencia por «terrorismo», tenía intención de aterrizar ayer en Manama.

Viaje de urgencia

De visita en el golfo Pérsico, el militar de mayor rango estadounidense, el almirante Mike Mullen, reconoció que «no parece que Irán esté detrás» de las revueltas opositoras en Bahrein. Todo ello cuando Arabia Saudí insistió en airear la amenaza persa al prometer que apoyará a Manama «contra todo aquel que mine su seguridad, estabilidad y unidad».

La cuestión yemení está sin duda en el centro de las conversaciones entre Riad y Washington. Tampoco es para menos. Miles de opositores acampan desde ayer en una plaza frente a la Universidad de Sana'a, rebautizada como Plaza Tahrir, y exigen la caída del régimen de Ali Abdallah Saleh.

La oposición tolerada, que hasta ahora flirteaba con un diálogo con el régimen, se ha sumado a las protestas. Los ulemas de Yemen han prohibido el recurso de la fuerza contra los manifestantes. El domingo, y por primera vez en diez días, las protestas no fueron reprimidas por paramilitares.

La rebelión zaydí del norte se ha alineado con las protestas -decenas de miles de personas salieron a la calle en Saada-, al igual que han hecho los soberanistas del sur. Un manifestante murió a tiros ayer en Adén (ya van doce desde el miércoles).