La evolución de esa maravillosa fiesta del baloncesto que era el All Star Game o fin de semana de las estrellas se puede resumir de la siguiente forma: demasiadas estrellas y pocos jugadores de baloncesto.

Los tres días más lúdicos del deporte profesional estadounidense van camino de convertirse en una mera caricatura de lo que algún día fueron. Quizá sea un espectáculo inocente al que poder llevar a toda la familia, quizá sea una buena oportunidad para el autobombo de la competición pero la fórmula comienza a amontonar síntomas de agotamiento, al menos en los deportivo.

Tras el soporífero concurso de triples con victoria para James Jones, de Miami Heat; la exhibición en el certamen de habilidades por parte de Stephen Curry (Golden State Warriors) y la patochada crónica en la que se ha convertido el concurso de mates, con la anunciada victoria de Blake Griffin, de los Clippers, el partido entre los mejores jugadores de la Conferencia Oeste y la Conferencia Este salvó un poco los muebles. Y es que, pese al desorden y a las ganas de salirse del guión, sigue siendo un partido de baloncesto.

El partido de las estrellas, como era de esperar, se convirtió en un duelo entre Kobe Bryant (37 puntos y 14 rebotes) y LeBron James (29 puntos, 12 rebotes y 10 asistencias), al que se sumaron como escuderos Kevin Durant (34) y Amar'e Stoudemire (29). Finalmente fue Bryant el jugador más valioso del partido, dando la victoria final al equipo de su Conferencia por 148-143. El partido se quedaba en casa.

El Oeste comenzó enchufado y aprovechó el brío imprimido por un hambriento Bryant. Pronto los entrenados por Greg Popovich lograron sus primeras ventajas (21-10). En el Este sólo daban la cara Stoudemire y Chris Bosh, mientras el público que abarrotaba el Staples Center acudía atónito al discreto arranque de LeBron, Derrick Rose y Dwight Howard. Al descanso se llegó con 76-64 a favor de la Conferencia Oeste.

Mejor tras el descanso

El tercer cuarto trajo los cambios necesarios para que el partido ganase en interés. LeBron, por fin, despertó para anotar la práctica totalidad de sus puntos en la segunda parte. Tras doce nuevos minutos, los de Glenn Doc Rivers seguían por debajo en el marcador: 117-100.

Las trayectorias de Kobe y LeBron se cruzaron en los primeros instantes del último cuarto. A Bryant comenzó a faltarle chispa y James comenzó a ser la locomotora que acostumbra para marcar un parcial de 26-13 y colocarse a dos puntos, 142-140.

Entonces, Kobe decidió volver a tirar de los suyos aunque con escaso acierto. En su intento por dar una nueva ventaja de cuatro puntos a su escuadra, erró, y tuvo que ser su compañero de equipo Pau Gasol el que palmease para lograr el 144-140 a falta de 50 segundos. Durant amplió la ventaja y el intercambio de canastas final llevó el resultado al 148-143 final.

«Creo que tenemos cierta responsabilidad por estar aquí, nos votan por lo que hacemos durante la temporada, que es jugar duro», declaró Bryant tras el final del partido. «Lo que los fans quieren ver es que venimos aquí a competir y eso es lo que he querido hacer y lo que les he transmitido a mis compañeros», añadió.