Una nueva masacre aliada contra civiles afganos se cobra la vida de nueve menores
GARA |
Frente a la indignación causada por una nueva masacre cometida el martes por las tropas ocupantes en la provincia afgana de Kunar, donde el ataque aéreo de un helicóptero de EEUU acabó con la vida de nueve menores que recogían leña en el monte, la fuerza de la OTAN en Afganistán (ISAF), incómoda, se limitó a responder que el respeto de sus reglas de compromiso (su directiva táctica) debería permitir evitar este tipo de dramas.
Esta nueva matanza llevó al presidente afgano, Hamid Karzai, a denunciar los ataques «asesinos» de las ISAF y a emplazó a las tropas extranjeras a «concentrarse en las bases terroristas o refugios».
«La muerte de civiles» en las operaciones aliadas «es el mayor problema que enfrenta el Gobierno afgano», señaló el portavoz del Ministerio afgano de Defensa, general Mohamed Zahir Azimi, que confió en que «la ISAF deje de matar a civiles o, por lo menos, mate a menos».
El comandante de la ISAF, el general David Petraeus, tuvo que reconocer el miércoles la responsabilidad de sus tropas y el presidente de EEUU, Barack Obama, cuyo país representa dos tercios de las tropas aliadas allí, pidió disculpas a Karzai, al que instó a seguir trabajando juntos.