La liga es como una novela que evoluciona a piñón fijo. Sin altibajos destacables, sin caídas de tensión ni grandes explosiones. Quien apunta a favorito en noviembre y apuntala sus opciones durante las primeras semanas de competición es quien sigue ahí cuando llega marzo. La auténtica hora de la verdad dentro de la temporada regular.

A falta de poco más de un mes para que se acaben los 82 partidos de regular season, Los Angeles Lakers asestaron un duro golpe a la moral de sus rivales al imponerse en la madrugada del lunes a San Antonio Spurs por 99-83. Los líderes de la competición, con un balance de 51 victorias y 12 derrotas, sucumbieron en su propia cancha ante los portadores del anillo, los Lakers de Kobe Bryant y Pau Gasol.

Los californianos lograron una victoria moral, abusiva y autoritaria. Tras los primeros 12 minutos los Lakers dominaban en el luminoso por más de veinte tantos, (34-13). El segundo cuarto no sirvió más que para ampliar el bochorno de los tejanos que veían impasibles como los Lakers seguían a lo suyo. La diferencia creció siete puntos hasta el 65-37 con el que se llegó al descanso.

Los Spurs veían como su impresionante racha de 22 victorias consecutivas en casa peligraba considerablemente. Tenían que despertar tras la reanudación. Y tampoco. El tercer cuarto fue escaso en cuanto a todo: baloncesto, talento, anotación e intensidad. El parcial de 16-15 a favor de los Spurs finiquitaba el partido, todavía más, a favor de los Lakers.

El trámite del último cuarto dejaba la contienda en 99-83. Anímicamente los Spurs acabaron tocados aunque no tengan urgencia por lograr victorias. Para los angelinos el triunfo tiene una importancia mayúscula.

Desde que Phil Jackson llegase a los Lakers, primero con Kobe y Saquille O'Neal como protagonistas y posteriormente con la renovada versión Kobe-Gasol, la franquicia de Los Angeles se muestra apática ante la maratoniana temporada regular. Se tira media campaña como si la cosa no fuese con ellos, magnificando la magia del momento de la verdad. Un año más, los Lakers parecen haber atravesado un nuevo laberinto repleto de problemas. Primero Gasol sólo en el juego interior, luego los secundarios no funcionaban, Kobe se enfadaba, Gasol pasaba de todo, Kobe se enfadaba más y Jackson parecía de vacaciones. Nada nuevo bajo el sol.

Pero llega el momento, la circunstancia extraordinaria en la que la mente ha de estar despejada, los músculos a punto y las muñecas flexibles. Y allí aparecen los Lakers. Otra vez.

La victoria de los Lakers en la cancha de San Antonio tiene más lecturas. Y es que en el Este sólo Boston mantiene el tipo mientras Miami se desinfla en esta recta final. Sin ir más lejos, los Spurs parecían más favoritos y más primeros cuando la semana pasada derrotaron a los Heat con suficiente claridad.

Todos los protagonistas van tomando posiciones. Los Lakers no van a alcanzar a San Antonio pero ya han demostrado que el factor cancha en contra no les asusta. Son capaces de apalizar a los Spurs a domicilio. En Dallas se preguntarán donde quedan ellos entre los rocosos Spurs y los legendarios Lakers. Y en el Este, Boston debe creerse de una vez que ellos son los otros legendarios de la liga.