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Gari Mujika Periodista

Si callan los medios, hablan las paredes

El ínclito pepero Borja Semper, tras un paseo por el Peine de los Vientos de Donostia, denunció que había visto pintadas «proetarras» como «Stop tortura!» y «Amnistía». Un acto criminal, al parecer, a una de las obras de quien elaboró el símbolo de esa demanda.

La retahíla de siempre. Y no me importaría seguir oyendo esas sandeces si no fuera porque me hierve la sangre al imaginar a Beatriz Etxebarria desnuda, humillada, manoseada y violada con un palo entre varios guardias civiles. Mientras, su compañero, impotente, siendo testigo de esa barbarie en el calabazo aledaño.

Y con la otra bilbaina ahora encarcelada, Lorena López, se confirma cómo jueces, policías y el resto de elementos del engranaje que edifican la impunidad total para actos de terrorismo de Estado, como lo es torturar, emplean a las mujeres, por su condición de mujer, como parte de su estrategia. Y Marlaska lo explica de forma muy pedagógica: fue detenida simplemente por estar en la casa de su novio durante el operativo.

Pero la solución para evitar ver paredes mancilladas es increíblemente sencilla, incluso para mentes no muy avezadas: que dejen de torturar. Y ante excusas baratas sólo deben mirarse en el espejo de cargos electos que, a escasos kilómetros, han adoptado compromisos prácticos para evitar que la larga cadena de la tortura siga azotando a los militantes políticos.

Sin embargo, la tortura sólo es una de las lacras a la que los medios imponen su particular sordina. Hoy, por ejemplo, es el día internacional de la mujer trabajadora. Si la mujer es doblemente explotada por este sistema, en caso de ser inmigrante lo es todavía más. Y tiene que enfrentarse, además, al estigma del racismo. Una actitud que, en estos tiempos de crisis, está al orden del día aunque, al parecer, nadie conoce a racistas. Antes limpiaban el culo de nuestros abuelos y abuelas porque no queríamos ese trabajo, pero como ahora los necesitamos todos, la conclusión es que se lo quitan a los de aquí. ¡Y no es racismo, eh! Algún día desaparecerá la tortura, pero, por desgracia, habrá denuncias que forzosamente se tendrán que realizar con spray. Cuando los medios callan, hablan las paredes.

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