Parten de una tesis dictada desde la oficina siniestra y luego se empeñan en demostrar que la melonada es casi una verdad científica. Y así les sucede que se contradicen cada dos por tres.

Ayer, en «Periodista Digital», Juan Frommknecht empezaba su columna con una sentencia: «A primera vista el hecho de que la Izquierda Abertzale filtree de forma indisimulada con Eusko Alkartasuna podría dar a entender que esta actitud es un paso más en un proceso de emancipación de la tutela de ETA, pero desgraciadamente no es así».

Y en el segundo párrafo ya empezaba a contradecirse. Lean, lean: «ETA dejó claro a la Izquierda Abertzale que debía acudir a las elecciones europeas de 2009 con Eusko Alkartasuna. La decisión de la IA de acudir a esos comicios con Iniciativa Internacionalista en vez de con EA le costo una fuerte reprimenda a los primeros por parte de ETA, reprimenda incautada a Ekaitz Sirven y que el Juez Baltasar Garzón reproduce en su Auto de prisión de Bateragunea». O sea que, si todo es ETA, es ETA quien no obedece a sus propias instrucciones. Esquizofrenia pura, ¿verdad?

Luego están las fuentes, siempre policiales, que le dejan turulato al columnista: «Son varios los documentos inter- venidos a los miembros de ETA que señalan como objetivo estratégico prioritario llegar a acuerdos con otras fuerzas sociales, sobre todo EA y sindicatos, para estar presentes en las elecciones de mayo. De esta forma, teniendo en cuenta que muchos de estos documentos son anteriores a la declaración de Guernika, uno puede darse cuenta con claridad que es ETA quien ha diseñado la estrategia política de la Izquierda Abertzale». Pero -insisto- ¿no habíamos quedado que todo es lo mismo?

Y si les hace falta una prueba de la maldad intrínseca del tinglado, Frommknecht -que es un lince- nos la ofrece: «les puedo asegurar que el secretario General de EA, Peio Urizar y su compañera de partido, Ikerne Badiola, quedaron y se entrevistaron en el asador Aratz a las 14.00 del día 25 de enero con Pernando Barrena, Rufi Etxeberría y Díaz Usabiaga». No sé de qué hablarían, pero les aseguro que en el Aratz se come de maravilla. ¡Vaya argumento birrioso el de Frommknecht!