CRíTICA cine

«Ispansi»

Mikel INSAUSTI

Un franco, catorce pesetas” estaba mucho más lograda porque era una tragicomedia, mientras que “Inspansi” es un dramón romántico que no encaja con el estilo interpretativo proclive a la caricatura de Carlos Iglesias. De haberse limitado esta vez a permanecer detrás de la cámara, delegando en otro actor más capacitado para el exigente papel estelar, estaríamos hablando de una gran película. Pero es que además de no tener ninguna química con la actriz principal, Esther Regina, se empeña en articular su palabra de forma artificiosamente solemne como narrador de la historia en un claro abuso de la voz en off. La sensación de pesadez se extiende a los diálogos, que suenan trasnochados y más propios de las viejas reliquias del cine franquista. Tanto engolamiento no favorece a un discurso de confraternización entre los dos bandos históricos, restando protagonismo a los Niños de Rusia, colectivo sobre el que debería haberse apoyado más el bienintencionado pero fallido relato, cargado de tintes folletinescos a lo Garci.

Todo lo que de criticable hay en la inadecuada dramatización de “Ispansi” se torna juicio positivo en cuanto a su brillante acabado visual, por obra y gracia de la fotografía de Tote Trenas que convierte las localizaciones suizas en escenarios vinculados a la iconografía de la antigua URSS. La estética del realismo soviético aflora en secuencias de gran fuerza escénica, yendo desde la vieja vanguardia representada por Pudovkin hasta la violencia expresionista del Elem Klimov de “Masacre (ven y mira)”, todo ello conjugado con la carga épica que David Lean volcó en “Doctor Zhivago”. Las tomas del tren cruzando las estepas nevadas son impresionantes, al igual que los pocos pero bien resueltos momentos bélicos, con escaramuzas de soldados nazis o de la División Azul. El paisaje frío y desarraigado del exilio está muy bien descrito por medio de una ambientación respetuosa con los recuerdos de los supervivientes del 36, incluidos los de aquellos que nunca volvieron.