CRíTICA cine
«Gnomeo y Julieta»
Mikel INSAUSTI
Cuando John Lasseter entró en Disney se deshizo de este proyecto, al no verlo adecuado para la línea renovadora resultante de la fusión con Pixar. Y una vez más hay que darle la razón, porque ha acabado en las manos adecuadas, las de Kelly Asbury, corealizador de “Shrek 2”. No en vano, se trata de un producto básicamente divertido y sin mayores pretensiones, una comedia animada que traslada al género del humor la tragedia romántica por excelencia de Shakespeare. Y lo hace con chispa, gracias a que los enanos de jardín resultan muy alegres y dinámicos, junto con el añadido de otros elementos decorativos del exterior que también cobran vida, como ranas acuáticas, flamencos de plástico o setas. Entre todos ellos constituyen un universo paralelo al de los humanos, aunque están obligados a hacer la estatua cuando los dueños aparecen. La rivalidad entre las dos casas vecinas de “Gnomeo y Julieta” viene dada por los colores opuestos “rojo” y “azul”, que son los que lucen los gnomos en sus gorros.
El enfrentamiento entre Capuletos y Montescos no sólo obedece a un tratamiento paródico, sino que además toma un giro didáctico y actualizador a la vez. La acción se desarrolla en Stratford, el pueblo natal de Shakespeare, quien se expresa a través de una estatua levantada en su memoria. Julieta es una heroína moderna que se siente mujer de acción, por lo que se molesta cada vez que le recuerdan la delicadeza o fragilidad de las figuras de terracota. Gnomeo es muy sensible, así que es el personaje adecuado para conseguir la paz entre los enanos de jardín. Por último, las canciones de Elton John constituyen el elemento aglutinante, más allá de la broma que conlleva el reducido tamaño del cantante. Se han escogido momentos propicios para sus temas de siempre, y en aquellos para los que no había ninguno se han compuesto otros nuevos que no desentonan. El experimento demuestra que las películas infantiles no tienen porqué llevar en su banda sonora necesariamente música para menores.
