REVUELTAS ÁRABES
Occidente da cobertura aérea a la línea del frente rebelde en Libia
La «Coalición de Voluntarios», que en el quinto día de ataques declaró anulada completamente la combatividad de la relativamente débil fuerza aérea libia, está entrando ya abiertamente y sin tapujos en medio de la guerra terrestre desigual entre el Ejército del régimen y la revuelta armada. Ayer mismo bombardeó los alrededores del enclave de Misrata, cercada por los gadafistas. Los rebeldes, incapaces de tomar al asalto Ajdabiya (al este) pedían soporte aéreo.
Dabid LAZKANOITURBURU
Una vez roto, con sus bombardeos aéreos, el cerco sobre la capital de la rebelión, Bengasi, la «Coalición de Voluntarios» que lideran EEUU, Estado Francés y Gran Bretaña dio ayer un nuevo salto adelante y bombardeó las posiciones gadafistas en torno al estratégico enclave de Misrata, en Trípoli y Sirte, los dos feudos costerior del régimen libio.
Con estos bombardeos, que no tienen como objetivo la aviación libia sino carros de combate y blindados, los promotores de esta iniciativa bélica vuelven a dejar negro sobre blanco que su objetivo va mucho más allá del establecimiento de una zona de exclusión áérea y del control del cielo del país árabe.
Se amparan para ello en la figura, recogida con la suficiente laxitud en la resolución aprobada por el Consejo de Seguridad, que les autoriza a tomar «todas las medidas para proteger a la población civil».
En esta línea, los rebeldes libios, que por vocación o forzados por las circunstancias no obedecen a la imagen de población civil, llevan denunciando durante días la muerte de decenas de personas en la ofensiva gadafista contra Misrata, enclave situado al oeste del país pero que fue dejado de lado por el régimen durante una contraofensiva en la que privilegió la reconquista del enclave petrolero de Ras Lanuf y de la ciudad de Ajdabiya, consciente de que por cuestiones energéticas y logísticas ambos le abrían prácticamente las puertas a la conquista de Bengasi, segunda ciudad del país y feudo de la revuelta.
Los cazas occidentales buscan así evitar la caída de Misrata, justo cuando los primeros carros de combate del Ejército libio habían hecho entrada en el centro de la ciudad.
Se repite lo acaecido el sábado en Bengasi, cuando los primeros bombardeos coincidieron con la ofensiva final gadafista sobre el enclave. La situación en esta ciudad dista, sin embargo, de estar clara. Informes señalan que el régimen tendría no pocos adeptos en su interior que estarían protagonizando una guerra de desgaste. El propio Muamar al-Gadafi anunció la semana pasada la movilización de sus seguidores del interior de Bengasi -una suerte de quinta columna para liberar la ciudad. Para ello no dudó en utilizar como símil histórico la entrada de las tropas de Franco en Madrid.
A tenor de las informaciones algo similar estaría ocurriendo en Misrata, donde francotiradores estarían intentando laminar las posiciones defensivas de los rebeldes armados.
El inicio de la operación militar contra Libia no ha arredrado a las tropas fieles al régimen. Al contrario, pareciera, por momentos, que habrían decidido pisar el acelerador, por lo menos en el oeste del país. La localidad de Zentan, penúltimo bastión rebelde al suroeste de Trípoli, era escenario ayer de una ofensiva militar del Ejército gadafista. La coalición occidental respondió intentando. con sus bombardeos, apuntalar las posiciones rebeldes en Zawiya e incluso en Ajdabiya
En esta última, los rebeldes armados seguían haciendo incursiones desde Bengasi en un intento de reconquistar este enclave, 160 kilómetros al sur y que tiene importancia estratégica por situarse en la carretera que comunica a la capital de la Cirenaica con el enclave petrolero de Tobruk, en la frontera con Egipto.
No obstante, sus descoordinados intentos han chocado hasta la fecha con la férrea defensa de las posiciones del régimen, que forzaba la huida de los guerrilleros quienes, en su huida, denunciaban la ausencia sobre el terreno de los comandantes de la revuelta. El coronel Ahmedi Bani, nuevo portavoz del consejo militar, se justificaba señalando que «seguimos preparándonos para la gran batalla».
Todo apunta a que esta última contará asimismo, en el momento oportuno, con el soporte de los bombardeos de la «Coalición de Voluntarios».
«Somos demócratas y laicos»
Ayer mismo, una misión de representantes de la revuelta de visita en París pidió abiertamente armas y más bombardeos para destruir la capacidad militar de Gadafi. A cambio, prometió un futuro Estado libio «laico y democrático». Además, y por lo que toca al petróleo, el portavoz en Europa del Consejo Nacional de Transición, Ali Zeidan, señáló que «los contratos firmados serán respetados pero tendremos en cuenta a los países que nos hayan ayudado».
Ali Zeidan, miembro de la Liga Libia de Derechos Humanos, no tuvo empacho alguno en asegurar que «los libios tienen asumido» que los bombardeos causarán víctimas civiles, pero los relativizó poniéndolos en comparación con los que a su juicio provocaría una victoria de Gadafi. Junto a Ali Zeidan completaba la delegación el opositor libio en el exilio en EEUU, Mansur Saif Al-Nasr. En esta línea, todo apunta a que los líderes de la revuelta están intentanto ofrecer una imagen más homologable ante Occidente. Eso explica el relevo al frente de la presidencia del Consejo de Bengasi de Mustafa Abdeljalil, ex ministro de Justicia de Gadafi, quien ha sido sustituido por Mahmud Yabril, considerado un reformista. Su elección, con la sede de un Gobierno provisional en Bengasi, la capital rebelde, supone de hecho la existencia de dos gabinetes y la partición de facto de Libia.
En su primera aparición pública desde el inicio de los bombardeos, Gadafi afirmó ante un grupo de seguidores en su residencia de Trípoli que «vamos a ganar esta batalla, sea larga o corta». «Las masas son la mejor defensa antiaérea», aseguró en la comparencia televisada. Falta le van a hacer si hacemos caso al jefe de Operaciones de la Fuerza Aérea británica, Greg Bagwell, quien aseguró que la fuerza aérea libia «ya no existe como fuerza combatiente».
Lo que sí le quedan son tropas y capacidad para sostener una guerra por tierra, lo que unido a la euforia de los rebeldes tras lograr el apoyo occidental, augura una guerra, como todas, larga y mortal para la población libia.
Un portavoz de la Royal Air Force británica anunció que la fuerza aérea libia «ya no existe como fuerza de combate». Añadió que la defensa antiaérea libia «ha sido tan dañada que podemos operar sobre el cielo del país sin riesgo alguno».
Fuentes de la ONU han cifrado en 80.000 los libios desplazados de sus hogares desde que comenzó la operación de bombardeos «Odisea del Amanecer». Alertaron además sobre el deterioro de la situación humanitaria.
«Francia no puede hacerlo todo por todas partes», afirmó el ministro de exteriores francés, Alain Juppé, sobre las diferencias en la atención a las situaciones de Libia y Costa de Marfil. Juppé traspasó la responsabilidad a la Unión Africana y a la ONU.
Turquía, que hasta ahora ha rechazado participar en Libia «como una fuerza de guerra» ha ofrecido un submarino y cinco navíos para supervisar el embargo de armas a este país, con lo que ya son 16 las naves que utiliza la OTAN para este fin.
El grupo de contacto sobre Libia, que reúne a Estados Unidos, Estado francés, Gran Bretaña y el resto de países participantes en las operaciones militares avaladas por la ONU, mantendrá su primera reunión el próximo martes en Londres, según informó el ministro galo de Exteriores, Alain Juppé. A ese encuentro también están convocados representantes de la Unión Africana (UA), la Liga Árabe y «del resto de países que quieran asociarse» a la maniobra, iniciada en aplicación de la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. «Concebimos esta operación como una operación de Naciones Unidas bajo el mandato de la ONU. Se ha puesto en marcha por una coalición de países europeos, estadounidenses y árabes, y necesita un brazo secular», dijo Juppé en su intervención. El Gobierno francés ya había declarado que la OTAN no ejercerá la dirección política de la operación sobre Libia y que la Alianza tendrá un papel técnico en el cumplimiento de la resolución de la ONU.
Juppé recordó posteriormente que la OTAN participará en la planificación y la conducción operativa, y la Unión Europea en lo relativo a la acción humanitaria. El ministro francés indicó que en los próximos días el presidente Nicolas Sarkozy «tomará iniciativas para hablar de paz». Destacó la iniciativa del Estado francés en el origen de la operación militar pese a las reticencias de sus socios.
París y Washington anunciaron el martes haber alcanzado un auerdo sobre el papel de la OTAN en esta coalición, pero mientras la Casa Blanca dijo que había un acuerdo sobre el papel clave de la Alianza en la dirección de la operación militar, París no le dio tal relevancia.
Mientras, el Gobierno británico sigue buscando la implicación de los países árabes. El primer ministro británico, David Cameron, anunció ayer que Kuwait y Jordania van a aportar «un apoyo logístico» a las operaciones y espera la adhesión de otros países árabes. GARA
La Academia de Investigaciones Islámicas Al Azhar, la máxima autoridad islámica egipcia, condenó este miércoles la agresión de la coalición occidental en Libia, aunque aseguró que apoya «las legítimas demandas de la revolución libia».