Las cajas deben garantizar su función social, no apostar por la bancarización del sector
Después de meses de negociaciones, BBK, Kutxa y Vital Kutxa anunciaron a última hora de la tarde de ayer que apuestan por su integración pidiendo una licencia bancaria conjunta, el paso que se da para realizar la llamada «fusión fría», una operación de la que saldrá un banco con unos activos de unos 80.000 millones de euros y que, por otra parte, parece confirmar la apuesta por la bancarización de estas entidades de ahorro, frente a aquellas voces que reclamaban el mantenimiento de su función social, cada vez más en entredicho.
La integración de las cajas vascas, demandada desde hace años por muchos sectores pero con diferentes visiones de cómo se debería llevar a cabo en cada uno de ellos, se ha visto frustrada en anteriores ocasiones por intereses políticos y porque alguno, o algunos, de los agentes con capacidad de decisión, no han visto condiciones para llevarla a cabo. La forma en que se ha producido el acuerdo anunciado ayer, con el apremio de instituciones ajenas a la sociedad vasca y condiciones impuestas desde fuera, no parece mejor que las que antes se habían descartado. Este país necesita un sector financiero fuerte pero, sobre todo, que responda a los intereses de la sociedad vasca.