Después de las tensiones dramáticas vividas por Natalie Portman en «Cisne negro», consiguiendo un Óscar pagado con sudor y lágrimas, es lógico que la actriz se relaje con una comedia ligera como «Sin compromiso». Aunque, incluso estando de vacaciones, vuelve a ser lo mejor de la película. No necesita de mucho esfuerzo para imponerse a un compañero de reparto que no es otra cosa que un guaperas, lo que le obliga a tirar de Ashton Kutcher, dadas sus más que evidentes limitaciones interpretativas.

Ella se echa a la espalda el conflicto que hay en «Sin compromiso», a pesar de que sólo consista en admitir que una relación de pareja basada en el sexo no dura por sí misma, menos aún cuando en el ambiente flotan otros sentimientos que acaban interfiriendo.

Ivan Reitman le llama a eso comedia inteligente porque, como profesional del cine, sabe reconocer un buen guión. Quiso hacer un alto en su faceta de productor tras rodar «Up in the Air», al darse cuenta de que todavía hay películas de humor que no son necesariamente tontas. Lo que se le olvida decir es que su próximo proyecto es una nueva entrega de la saga «Cazafantasmas», tal vez porque no sepa justificar una vuelta a la dirección con intereses tan exclusivamente comerciales.

Le pasa como a la parejita de «Sin compromiso», que no quiere problemas en su cómodo pacto de amistad con derecho a roce, pero las complicaciones del amor llegan, porque no se puede tener todo a cambio de nada.