Representantes de Ezker Gogoa, Kepasakonlakasa, Berri Otxoak, ELA, LAB, STEE-EILAS, ESK, Sare Antifaxista, Elkartzen y Consejo de la Juventud de Euskadi protagonizaron ayer frente a la sede del Gobierno autonómico en Bilbo un peculiar acto de protesta, en el que «enterraron», pala en mano y vestidos de empleados de pompas fúnebres, el Plan Director de Vivienda y Regeneración Urbana 2010-2013, que el Gabinete López aprobó el 28 de diciembre pasado.

Nada más ser presentado oficialmente por el consejero Iñaki Arriola, se suscitaron los primeros recelos y críticas a un plan del que ya entonces se dijo que no garantizaba el derecho a poder acceder a una vivienda digna. Ayer, los participantes en la protesta acusaron a Lakua de tratar de «socorrer al sector de la construcción, convaleciente de las consecuencias de la crisis económica».

Aclararon que las medidas que pretende impulsar el Ejecutivo «benefician» principalmente a las constructoras de pisos de protección pública, «y perjudican a la población adjudicataria» de los mismos. «Además -advirtieron en su análisis del documento-, no se mueve un solo dedo contra el número creciente de desahucios de familias que no pueden pagar la hipoteca, convirtiéndolas en `sin techo' con un montón de deudas, cuando en otros países ésta se cancela con la entrega de la vivienda».

La exigencia de los concentrados fue meridianamente clara: «Menos planes, menos negocio y más hechos en favor del derecho a la vivienda».

En sus críticas no se quedaron ahí los colectivos sociales y sindicatos, pues aventuraron que la filosofía implementada a ese plan temen que sea también la que rija las directrices de la futura Ley de Vivienda.