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Raimundo Fitero

Violeta

Se empeñan en convencernos de que los ojos de Liz Taylor eran de color violeta, y sobre esta extravagancia daltónica construyen sus obituarios. Los adjetivos se hacen barrocos, porque lo que está claro es que fue una actriz que atravesó una época dorada del cine norteamericano y que su currículum artístico es inconmensurable. Lo mismo que su vida, sus amores, sus exuberancias, su libertad. Desde hace unas décadas es un símbolo de la solidaridad, pero ahora toca recordarla como una actriz de época, legendaria en el sentido más amplio del término. Nos pasarán parte de su amplio repertorio y podremos disfrutar de sus interpretaciones. Yo apunto a una magnífica: «¿Quién teme a Virginia Woolf», una lección del cuarteto de actores, un guión preciso y una dirección adecuada.

Pero sucedió en televisión como casi siempre, enfrascados en un relato de tres tramas, Japón, Jerusalén y Libia, irrumpió en la narración su muerte y se sucedieron imágenes como acostumbra en este invento, sin cortinilla, sin apenas aviso, es decir amontonadas. Por lo que mientras se veían las imágenes de la estación de autobuses de Jerusalén, con toda la confusión del instante, la muerte de Liz, parecía casi consecuencia de esa acción, pero a la vez se continuaba con la situación de los mercados en Tokio y del cachondeo de la guerra de Libia. Por lo tanto, lo mejor es decir que tenía los ojos de color violeta, que es una figura bastante poética.

También podemos asegurar que los magistrados del TS tienen los ojos de color violeta. Que nosotros tenemos la paciencia de color violeta. Y que el futuro es de color violeta. Hoy nos vale violeta como comodín de todo, porque lo utilizamos para el desolladero de todas nuestras reales opiniones sobre lo sucedido, que por otra parte era lo esperado y que no es otra cosa que poner en considerandos el plan electoral de PSE-PNV-PP, que ha tenido su primer mitin, de color violeta eso sí, en la sentencia de los trece magistrados de la Sala del 61 del Supremo, que han decido atrasar lo inevitable: que puedan concurrir a las elecciones todas las opciones políticas en igualdad de condiciones. Es la conocida como democracia violeta.

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