Al cantor, una piedra le enseñó que su destino era rodar. Nunca se sabe si esa piedra del zapato, es la misma piedra de siempre, como no se sabe si el tropiezo con la misma piedra es un problema de ubicación temporal o espacial o una simple trascripción de una sensación abocada a la rotundidad. Lo que parece es que las piedras de las productoras y los programadores son muy parecidas, que insisten porque deben tener un síndrome no reconocible por la ciencia que consideran que las piedras anteriores en las que tropezaron sus antecesores, ya no existen. Pero la estadística no nos deja mentir nada más que un poquito y resulta que la reiterada contumacia en proponer remakes como es lo que va a hacer ahora Tele 5 con esa serie mítica, «Cheers», colocando el bar en algún lugar de la meseta o por ahí, tiene todos los boletos para convertirse en un fracaso al igual que sucedió con «Chicas de oro» en TVE. Ellos sabrán.

No obstante la piedra, la roca, el obstáculo que nuestro Sísifo televisivo arrastra desde hace décadas es la avaricia de los clubes de fútbol respecto al dinero que esperan obtener de la retransmisión de los partidos que ellos organizan. Informe de situación: un día, el PP declaró al fútbol de interés general. Se hizo una ley que decía que, por lo menos un partido, se debía dar en abierto. Se ha venido haciendo de esta guisa hasta que ahora, con urgencia inusitada algunos clubes de La Liga proponen una huelga patronal para reclamar la abolición de esa ley.

Por razones contrarias a las que esgrime La Liga, estoy de acuerdo. Todo el fútbol de pago. Quien quiera hacer más millonario a Messi, que lo pague de su bolsillo. Lo que parece impresentable es que los clubes de fútbol que son los mayores deudores a Hacienda, a la Seguridad Social, a los proveedores y empleados, sean capaces de plantear una huelga de estas maneras. Es un absurdo, una contradicción, pero como los políticos son unos timoratos, tragarán, y les darán lo que quieran. Estamos en campaña electoral, estos detalles soliviantan al votante. No el paro, ni las prohibiciones de partidos, ni la crisis económicas. El «furbo». La piedra.