Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea dieron ayer luz verde a un plan económico en el que se incluye la creación de un fondo permanenente de 700.000 millones de euros para posibles «rescates».

80.000 millones se acumularán mediante aportaciones directas de capital desde julio de 2013 en cinco cuotas anuales iguales, y los 620.000 restantes se aportarán como capital movilizable y garantías.

En principio se había acordado un plazo de tres años, pero Alemania logró que se ampliara a cinco, aunque con la salvedad de que los «países se comprometen a acelerar» las aportaciones, «en la improbable posibilidad de que sea necesario».

Algunos estados, como el español o Italia, mostraron su temor a que de darse ese caso se les exigiera el desembolso de capital en metálico, mientras que a otros países con más solvencia -como los nórdicos o Alemania-, sólo deberían incrementar las garantías.

«Al final, logramos un acuerdo de todos los países, los que tienen una AAA -la mejor nota de solvencia de las agencias de calificación- y los demás. Y eso es lo más importante», destacó el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy.

Este Mecanismo de Estabilidad Europeo (ESM, por sus siglas en inglés), sustituirá en 2013 al actual fondo temporal. Su creación obligará a efectuar una reforma simplificada del tratado de la UE, que ya cuenta con el plácet de los líderes de la Unión y del Parlamento Europeo, por lo que sólo falta que supere el trámite de los parlamentos nacionales.

Pacto del Euro

En Bruselas se ratificó asimismo el Pacto por el Euro, un acuerdo que recoge una serie de medidas genéricas sobre moderación salarial, contención del gasto en pensiones y prestaciones sociales, flexiseguridad laboral y coordinación de las políticas fiscales; y que cada estado podrá utilizar o no según considere necesario. «La elección de las políticas específicas necesarias permanece como responsabilidad de cada país», indica el documento.

En el tintero de esta Cumbre, marcada por la crisis portuguesa, se han quedado temas como la reforma para ampliar el actual mecanismo de «rescate» o la rebaja del interés del 5,8% que paga Irlanda por su rescate de 85.000 millones de euros.