El contestado presidente yemení, Ali Abdalah Saleh, que ayer se mostró combativo ante una multitud de partidarios en Sana'a, aseguró estar dispuesto a «resistir» tras el fracaso de las negociaciones con el general opositor Mohsen Ali al-Ahmar.

Soldados del Ejército, desplegados en las calles de la capital, dispararon al aire para impedir a los manifestantes progubernamentales que se acercaran a un grupo de opositores congregados ayer en la plaza de la Universidad, epicentro de las protestas desde hace un mes para reclamar la salida del jefe de Estado, en el poder desde hace 32 años.

En un discurso con tono vengativo, Saleh afirmó que no está dispuesto a ceder el poder «a una minoría» ni a opositores, a los que llamó «aventureros y conspiradores».

«El pueblo quiere a Ali Abdalah Saleh», le respondieron sus seguidores, enarbolando retratos del mandatario. «Por nuestras almas, por nuestra sangre, nos sacrificaremos por Saleh», coreaban, según informó AFP.

«Resistiremos, resistiremos», recalcó el mandatario, que calificó la movilización de sus partidarios de «respuesta voluntaria» a sus detractores, reunidos en la que se ha dado en llamar Plaza del Cambio, en las inmediaciones de la Universidad.

No hubo estimaciones oficiales sobre el número de manifestantes que respondió a cada una de las citas, pero según corresponsales de prensa, los dos mítines congregaron a varias decenas de miles de personas.

Deserciones en el poder

La aparición del presidente Saleh, debilitado por defecciones en el seno de las Fuerzas Armadas, en las tribus, en la élite religiosa y en su propio partido, se produjo un día después del fracaso de un intento de conciliación con uno de los líderes más fuertes del Ejército, que se sumó a la revuelta popular.

Según una fuente cercana a las discusiones, el encuentro de la noche del jueves entre el jefe de Estado y el general Mohsen Ali al-Ahmar «no logró resolver la crisis ni acercar los puntos de vista de las dos partes».

El citado encuentro tuvo lugar en la residencia del vicepresidente, Abd Rabbo Mansour, y también asistieron los presidentes de la Cámara de Diputados y del Majlis al-Shura, o consejo consultivo.

Una fuente cercana a Mohsen citada por Reuters, indicó que habrían discutido, bajo el auspicio del Gobierno estadounidense, un acuerdo para resolver la crisis, en virtud de la cual ambos abandonarían sus puestos y se irían al extranjero -llevándose a sus hijos y familiares consigo-, dando paso a la instauración de un Gobierno de transición civil. La misma fuente precisó que Saleh se habría echado atrás, por lo que el general estaría reconsiderando su postura.

Ayer, y tras este fracaso, Saleh repitió ante sus partidarios que está dispuesto a entregar el poder, pero «en manos seguras», dijo, «no entre manos de vengativos y corruptos».

«No podemos ceder el poder a una ínfima minoría», insistió el mandatario, añadiendo que «son ustedes quienes deben entregar el poder y no los demagogos y los anarquistas».

La oposición había convocado a una nueva jornada de movilización para reclamar la dimisión del jefe de Estado, pero decidió aplazar al 1 de abril un proyecto de marcha ante el palacio presidencial.