Leonora Carrington era una artista y una mujer de armas tomar; una mujer que siempre llevó en alto la bandera de la libertad por encima de las pautas que regían en los tiempos que le tocaron vivir, pintar y escribir. Poco menos que lo mismo podría decirse de la autora de este libro, ya que la parisina-polaca-mexicana Elena Poniatowska tampoco se queda corta a la hora de experimentar la vida, de gozarla saltando las barreras que a su paso han surgido y surgen debido a su condición de exiliada y de mujer.

El libro es un encendido elogio a quien fuese amante del pintor Max Ernst, a su rebeldía, a sus andanzas artísticas, a su movida vida de huídas, que por momentos no únicamente fueron geográficas sino también personales, ya que la mente se le escapaba de los parámetros considerados normales ante las situaciones que desde luego de normal nada tenían. A lo largo de esta atractiva biografía, en la que se fusionan la realidad y la ficción, conoceremos los amores de la protagonista, su participación en el movimiento surrealista, así como las consecuencias de la guerra, que se concretaron en su ingreso en un psiquiátrico santanderino, para más tarde acabar marchando a México. Allí coincidió con otras mujeres de armas tomar: además de la propia Poniatowska, se relacionó con la fotógrafa Tina Modotti o la pintora quebrada Frida Kahlo, y con toda la fauna artístico-política en que se movían tales señoras que no se plegaban a ser meras comparsas de sus compañeros; ellas también destacaban y con luminosa luz propia.

La artista, nacida en Chorley (Inglaterra) en 1917 nos es presentada con mimo e innegable simpatía por la escritora nacida en París (1932) y nos hace seguirla en su singular niñez y juventud, en su inequívoca vocación artística. Un estilo de desbordante imaginación, del que dio muestras sobradas en sus estudios y en su posterior obra pictórica. En su trayectoria estuvo acompañada del amor del pintor alemán y referencial Max Ernest. Ambos se movían por los ambientes parisinos de los Picasso, Miró y Breton, en una vida artística que se concentraba en torno a las mesas de las cafeterías de Saint Germain dès Près. Su carrera se vio quebrada por la irrupción de los nazis en la escena política, coincidiendo con la detención de su compañero (en 1939) y con su decidida participación en organizaciones antifascistas. Fueron épocas de depresiones nerviosas, de huidas por tierras hispanas... un discurrir que marcó su posterior pintura, creada desde su refugio mexicano.

En «Leonora», Elena Poniatowka relata la vida y la obra de esta gran y polifacética artista elevándola al conjunto de los «locos egregios» con una cercanía, una ternura y un lirismo que no se deja engullir, no obstante, por el onirismo de la biografiada. Leonora Carrington fue un ejemplo de mujer rebelde, innovadora, que creó contra viento y marea alzándose contra los roles marcados y contra las visiones heredadas. La obra da cuenta de la visión particular de esta mujer, desde una particular óptica que nos hace ver allá de donde generalmente no reparamos, o si se mira, no se ve. La novela ha sido premiada con el galardón Biblioteca Breve del presente año.