Maite SOROA | msoroa@gara.net
Ansón se pone tremebundo
E n los medios españoles, tan aficionados a la literatura policiaca, han filtrado unas supuestas actas de las reuniones entre el Gobierno español y ETA que habrían sido intervenidas a un militante de esa organización. Vaya usted a saber si son ciertas o no. Pero a algunos ya le han valido para rasgarse las vestiduras, mesarse los cabellos y poner el grito en el cielo, que viene a ser lo mismo.
Ayer en «El Mundo», Luis María Ansón se refería a aquellas negociaciones y advertía de que «Zapatero hizo las concesiones más humillantes», porque «la negociación política, de tú a tú, entre el Gobierno y ETA constituye la mayor vergüenza para la dignidad nacional que recuerda la historia reciente de España». Cuando se ponen a hablar de «dignidad nacional», estos tíos dan miedo.
La cosa parece grave porque, según Ansón, «Buscó también una fórmula para entregar Navarra a los etarras y cuando alguien le alertaba de que tanta concesión facilitaría la independencia del País Vasco su respuesta siempre era la misma: ¿Y qué más da?». Pues tenía razón Zapatero.
Luego vino el atentado de la T-4 y, según Ansón «Zapatero condenó con la boca chica la atrocidad, a la que calificó reiteradas veces de accidente, anunció urbi et orbi que quebraba la relación con ETA... y continuó negociando bajo cuerda (...) a cercanía de las nuevas elecciones generales le aconsejó tomarse un descanso al comprobar la hemorragia de votos que suponía la ignominia de la negociación con ETA, si bien a través de agentes internacionales los contactos se prolongaron hasta el día de hoy».
Para el final guarda la pólvora de colorines: «La monstruosidad de lo publicado es tal que al español medio no le cabe la vergüenza en el cuerpo. Zapatero traspasó todos los límites, engañó al pueblo español y se convirtió en aliado virtual de ETA. La dureza de estas afirmaciones que hago empalidecen ante la infamia del texto ahora publicado. No se puede caer políticamente más bajo y si el Gobierno continúa dando la callada por respuesta, los ciudadanos le darán a Zapatero una respuesta contundente por la callada». Pues a mí se me antoja que tratar de encauzar un problema mediante el diálogo no es una monstruosidad.