El Ejecutivo sirio presenta su dimisión en pleno al presidente Bashar al-Assad
El Gobierno que desde el año 2003 encabezaba el primer ministro Mohamed Naji Otri presentó ayer su dimisión al completo. Se espera que el presidente, Bashar al-Assad, se dirija hoy a la nación para anunciar nuevas reformas, como la derogación de la ley de emergencia.GARA |
El jefe de Estado sirio, Bashar al-Assad, aceptó ayer la dimisión en pleno del Gobierno del primer ministro, Mohamed Naji Otri, pero le encargó que siga dirigiendo el país, sumido en las peores protestas antigubernamentales desde que llegó al poder en 2000, hasta que se forme un nuevo Gabinete.
«El presidente Bashar al-Assad aceptó este martes la renuncia del Gobierno presidido Naji Otri», rezaba el escueto comunicado de la agencia oficial SANA citado por Reuters, que precisó que el mandatario «ha encargado al Gobierno dimisionario que dirija los asuntos hasta que se forme el nuevo Ejecutivo».
Apenas unas horas antes, un alto responsable en Damasco que pidió conservar el anonimato explicó a France Presse que «se constituirá un nuevo Gabinete en 24 horas».
El anuncio se produjo mientras se espera que hoy Al-Assad se dirija a la nación, después de que el lunes el vicepresidente, Faruq al-Shara, adelantara que haría anuncios importantes. Se baraja que el mandatario deje sin efecto el estado de emergencia, en vigor desde 1963, así como otras restricciones sobre las libertades civiles y políticas.
En todo caso, en Siria el Gobierno apenas tiene autoridad, ya que el poder está básicamente en manos de Al-Assad, su familia -que gobierna el país desde hace cuatro décadas, con mano de hierro para la disidencia- y el aparato de seguridad.
Presidente desde hace 11 años, cuando sucedió a su padre Hafez, Al-Assad hace malabares entre el palo de la represión y la zanahoria de las concesiones para tratar de calmar la ira creciente entre la ciudadanía.
Frente a las protestas antigubernamentales que desde hace dos semanas se suceden en varias zonas del país, decenas de miles de sirios participaron ayer en concentraciones a favor del Gobierno. La televisión estatal siria mostró a personas manifestándose en Damasco, Alepo y Hasaka, enarbolando imágenes de Al-Assad y gritando «Dios, Siria, Bashar».
«Breaking News: la conspiración ha fracasado», rezaba una de las pancartas, en alusión a las denuncias realizadas por el Gobierno de que detrás de las protestas están elementos extranjeros y organizaciones armadas.
Obligados a asistir
Empleados y miembros de los sindicatos controlados por el partido Baaz de Al-Assad, indicaron que se les ordenó asistir a las concentraciones, donde hubo un fuerte despliegue de las fuerzas de seguridad. Todas las movilizaciones están prohibidas en Siria si no están impulsadas por el Gobierno.
Por otra parte, cientos de personas se manifestaron en Deraa, epicentro de las revueltas contra el Gobierno. En un principio, los manifestantes reclamaban más libertad, pero ante la represión de las fuerzas de seguridad, especialmente en esta ciudad, han elevado el tono y exigen ya la «caída del régimen».
Las autoridades de Bahrein mantenían ayer en secreto los procedimientos en curso contra los militantes de la oposición encarcelados, mientras el Parlamento aceptó la renuncia de once diputados críticos con la represión de unas protestas sin precedentes en el reino.
Al mismo tiempo, Irán volvió a denunciar el envío a este pequeño archipiélago del Golfo aliado de EEUU, de tropas extranjeras -principalmente saudíes-, después de los enfrentamientos, que han dejado al menos 24 muertos, según fuentes oficiales.
El país, gobernado por una dinastía suní desde hace más de 200 años, ha sido escenario desde mediados de febrero de protestas antigubernamentales encabezadas por la mayoría chií.
El jefe de la Fiscalía Militar, el coronel Yussef Foulaifel, ordenó ayer un silencio total sobre las investigaciones en curso a dirigentes detenidos en las protestas. La medida se enmarca en el estado de emergencia decretado el pasado día 15.
Una coalición de siete partidos de la oposición y varios abogados mostró su malestar por esta decisión, argumentado que la monarquía ha impuesto un «estado de emergencia, no la ley marcial». GARA
El presidente yemení, Alí Abdallah Saleh, cada vez más cuestionado, llamó a sus opositores a irse del país, cuando las conversaciones para su salida negociada se encuentran estancadas.