Iñaki Lekuona Periodista
La conquista de la peopolítica
No se ha estrenado y se habla de ella como si media Francia la hubiera visto. Es La Conquête, una película que recoge las intrigas que llevaron a Nicolas Sarkozy a atravesar la puerta del Palacio del Elíseo no como súbdito sino como monarca. Se dice, se comenta, se rumorea que allí, en esos fotogramas de ficción, está concentrada toda la realidad del Presidente desde el 2005 al 2007, desde sus odios más perversos hasta sus amores más perturbadores. Y de lo que se dice, se comenta y se rumorea, nada importa porque nada es trascendente... de momento.
Y mientras llega el estreno, inquieta comprobar el peso cada vez más importante de la clase people en la política, sobre todo en un país en el que los dirigentes habían procurado hasta ahora alejarse del papel couché. Porque hasta la ascensión de Sarkozy al trono presidencial, los inquilinos del Elíseo no habían expuesto su vida más íntima a luz de los flashes.
Pero Nicolas Sarkozy ha llegado a la americana, como un actor de Hollywood. Y como ya pretendió Aznar con la boda de su hija, ha buscado entrar en la alta alcurnia pisando la alfombra rosa y populista que una prensa servil no ha dudado en extenderle.
Y la película que se estrena en mayo no es sino una muestra más de que lo people se ha llevado al huerto a la política, y que ésta ha acabado por concebir una hija bastarda: la peopolítica. Y por mucho que se diga, se comente y se rumoree que La Conquête no agradará a Nicolas Sarkozy, lo cierto es que no hará sino consagrarle aún más en el paseo de la fama de esta nueva política que no es que sea rosa, es que está ruborizada por la vergüenza ajena.