La destrucción de la capa que protege de niveles nocivos de radiaciones ultravioleta a los seres humanos ha llegado a unos niveles seriamente preocupantes, según informó ayer la Organización Metereológica Mundial (OMM). La capa de ozono se ha visto afectada por presencias constantes en la atmósfera de sustancias contaminantes y las temperaturas «sumamente frías» de la estratosfera durante el invierno.

Según las mediciones realizadas desde el inicio del invierno hasta finales de marzo por la OMM en el Ártico, la columna de ozono perdida en esa región llega hasta el 40%, en unos niveles nunca antes comprobados. La pérdida récord del ozono es así «un hecho», a pesar del Protocolo de Montreal firmado en 1980, en el que se prometió reducir la producción y el consumo de ciertas sustancias químicas ¯clorofluorocarbonos y halones, habitualmente utilizados en frigoríficos, botes pulverizadores de aerosoles o extintores de incendios¯.

Hechos previsibles

La OMM aseguró que, a pesar de que este invierno Ártico a sido más cálido de lo normal en la superficie terrestre, en la estratosfera ha hecho mucho más frío, hecho que llevó a la organización internacional a prever estos resultados.

El secretario general de la OMM Michael Jarruad quiso precisar que, de seguir así, no se podrán completar los plazos previstos en el acuerdo internacional. Según recoge el Protocolo de Montreal, esperan que la capa de ozono exterior a las regiones polares se recupere entre 2030 y 2040, teniendo en cuenta los niveles de 1980. Por el contrario, se prevé que el agujero de ozono observado en la primavera antártica persista hasta 2045 o 2060.

Dado que los niveles son bastante más superiores ahora que los de hace 30 años, Jarrued hizo hincapié en la «necesidad de mantenernos alerta y vigilar de cerca la situación del Ártico en los próximos años».