Abdul Haqq Salaberria Delegado en Euskadi de European Muslim Union Foundation
Basurto: más radiactividad que en Fukushima
Alegan que las mezquitas sólo les van a traer problemas y delincuencia. Más que mezquitas parece que lo que se va a abrir en esos locales sean centrales nucleares.
La apertura de dos nuevas mezquitas en Bilbo está movilizando a los vecinos en contra de la ubicación de estos centros de culto en sus barrios. Alegan que las mezquitas sólo les van a traer problemas y delincuencia. Todos podemos escuchar en un video de la televisión pública vasca del programa «Euskadi directo» los argumentos de peso de la vecindad: «Ahora que habíamos limpiado un poquito el barrio...», «que se vayan a su tierra», «se nos va a llenar de moros el barrio», «no nos va a traer nada bueno», «los niños tienen miedo», «que la coloquen en los bajos de la casa del alcalde», etc.
Más que mezquitas parece que lo que se va a abrir en esos locales sean centrales nucleares. De ser así, abría quien defendería las centrales argumentando que nos dan puestos de trabajo. Pero una mezquita ¿qué nos aporta una mezquita en el barrio?
Las mezquitas que conozco, y conozco unas cuantas, dan un servicio importantísimo a la comunidad musulmana de su zona de influencia. No sólo son lugares de culto, sino que hacen otras funciones sociales de primer orden como lugares de encuentro de la comunidad. Una comunidad organizada es capaz de interactuar con el vecindario y trabajar conjuntamente en solucionar los problemas del barrio. Puede influir en los elementos más indeseables de esa comunidad para que mejorar su inserción social, como han venido haciendo muchas mezquitas de nuestro entorno durante años en temas de menores, asistencia a familias desprotegidas, delincuencia, drogas, etc. Una comunidad organizada puede proporcionar servicios educativos, culturales lúdicos y deportivos no sólo para sus miembros, sino también para el vecindario, así como participar en la asociación de vecinos para resolver los problemas que afectan a la convivencia y al barrio.
La oposición a construir una mezquita emblemática en el barrio del Albayzin de Granada duró casi 20 años. Ese barrio fue construido y habitado durante siglos por musulmanes españoles. Sin embargo, vecinos, fuerzas políticas y sobre todo la Iglesia católica se opusieron al proyecto durante dos décadas. La comunidad musulmana compró un solar que era una escombrera llena de ratas en el corazón del barrio. Hoy, vencida dicha oposición visceral y no argumentativa de la ciudad, en aquel estercolero hay ubicado un punto de referencia cultural y turístico de la ciudad de Granada y uno de los jardines más visitados por los turistas de la ciudad, ya que desde él se consiguen las mejores fotografías de la Alhambra. Durante los años que lleva abierta la mezquita han visitado sus instalaciones, jardines y centro cultural presidentes de distintas naciones, artistas, políticos, escritores... Se han celebrado innumerables actos culturales, conferencias, ciclos, visitas de colegios, conciertos, exposiciones... Pero también bodas y todo tipo fiestas religiosas. Los vecinos no han presentado a día de hoy queja alguna y creen que el barrio se ha visto beneficiado por la presencia de la mezquita.
«Que nadie nos cambie», rezaba la convocatoria para la manifestación de los vecinos en contra de la apertura de la mezquita en Basurto. Creo que precisamente es lo que necesitamos todos: cambiar para poder imaginar un mundo mejor del que tenemos.