Vasili Kiryienka dio la sexta victoria al Movistar en la segunda etapa de la Euskal Herriko Itzulia con final en Lekunberri a pocos kilómetros de Irurtzun, donde se sembró la semilla de la estructura más antigua del pelotón profesional. Joaquim Rodríguez y Samuel Sánchez se limitaron a marcarse en la parte final del recorrido y eso permitió a Klöden ponerse de amarillo tras ganar el sprint del grupo de elegidos que llegó a la meta a dos segundos del bielorruso.

Movistar hizo valer su superioridad numérica al colocar a cinco corredores entre los 22 que se disputaron la etapa, lo que le valió para reforzar su liderato en la clasificación por equipos. A falta de ataques duros entre los favoritos, fueron los Movistar los que más buscaron la victoria y la encontró Kiryienka, uno más de los extranjeros que han elegido Nafarroa para entrenarse y vivir.

Atacó en el descenso de Azpiroz junto a Vinokourov y su insistencia le permitió quedarse en solitario para demostrar el gran momento de forma que le llevó a ser segundo en el Criterium Internacional y rozar la victoria en Lizarra el sábado.

La subida de Azpiroz redujo a dieciséis el grupo de aspirantes a los puestos de honor en la general, pero no marcó diferencias porque los hombres más fuertes prefirieron controlar a atacar. De los grandes favoritos sólo Horner y Frank Schleck se movieron en el tramo duro de la parte final de Azpiroz para anular el intento de Duarte (Geox), pero tampoco dieron continuidad a su ataque y permitieron a los demás atraparles.

Los hombres fuertes

Ellos dos, Samuel y Joaquim Rodríguez, que cuando quisieron aceleraron para cazarlos, dan la sensación de ser los más fuertes en las subidas, pero Klöden volvió a aguantar con los mejores y buscó el maillot amarillo para poner en un aprieto a sus directores. Horner está muy bien y merece los galones de líder del equipo por su estado de forma, por lo bien que le va el recorrido y por su triunfo del año pasado, pero Klöden también está fuerte y reivindica sus galones. El tema es que mañana en Arrate a Horner le interesa atacar como estos dos días y a Klöden lo contrario, y Bruyneel y Ekimov están entre la espada y la pared.

El interés de la segunda etapa se redujo a los últimos siete kilómetros, aunque comenzó a un ritmo infernal y los ciclistas recorrieron casi 46 kilómetros en la primera hora, que fue el tiempo que se necesitó para formarse una fuga en la que entraron Valls (Geox), Cataldo (Quick), Iglinskiy (Astana) y Moinard (BMC). El pelotón se tranquilizó y los escapados alcanzaron una máxima renta de 5.45.

A partir de ahí comenzaron a trabajar Lampre y, sobre todo, el Garmin Cervélo. Bingen Fernández ordenó a sus corredores que hicieran un gran trabajo para Hesjedal y ellos se encargaron de anular la fuga en la penúltima subida de Leaburu y de marcar un fuerte ritmo hasta los últimos dos kilómetros de Azpiroz, donde se hizo una selección sin necesidad de que los gallos se plantearan una dura batalla entre ellos.