Maite SOROA | msoroa@gara.net
También el fiscal está en el complot
Se han enredado en una guerra de acusaciones tan enmarañada que, al final, se van a enredar de tal manera que llegarán a presentar conclusiones sorprendentes. Ya lo verán.
Ayer Guillermo Dupuy, en «Libertad Digital», combinaba la investigación sobre el 11-M, el llamado caso Faisán y la presentación de Sortu y Bildu. Todo en un cóctel ponzoñoso. Según Dupuy, «la cuestión que nos deberíamos plantear ahora es si Rubalcaba, más que a trabajar, obliga a la policía a guardar silencio. Y con ello tampoco me refiero al silencio tan poco novedoso como el que mantienen unos policías responsables de hacer desaparecer restos determinantes para esclarecer el 11-M o al que mantienen los que perpetraron el chivatazo policial a ETA. Al extraño silencio al que me refiero ahora es el que tiene que ver con las pruebas que, desde hace más de un año, la policía puede haber recabado en relación a la conexión de los proetarras con Eusko Alkartasuna». Empieza el misterio
El tío lo tiene claro porque, sentencia, «hace más de un año que la llamada `izquierda abertzale' y los dirigentes de Eusko Alkartasuna califican de `presos políticos' a los terroristas encarcelados, se niegan a condenar a ETA y muestran su disposición a hacer de la escisión del PNV un vientre de alquiler para Batasuna». Y Rubalcaba, dice Guillermo Dupuy, impasible el ademán.
Lo que le empieza a angustiar es la pasividad del Estado: «Ahora ese matrimonio de conveniencia entre EA y los batasunos nos presenta públicamente su criatura, Bildu, que hasta «El País» califica como `la decimocuarta marca electoral de la izquierda abertzale desde la fundación de Herri Batasuna en 1978', mientras la Fiscalía sigue guardando silencio». Terminará pidiendo cárcel para el fiscal por colaboración con banda armada.
Da por supuesto que Sortu no era legal antes de las elecciones, por lo que la infiltración de los peligrosos «sólo la podrán hacer a través de Bildu», por lo que «para que la pasividad de la Fiscalía ante esta nueva formación proetarra no quede aun más en evidencia, nada mejor que la policía no entorpezca esa infame campaña de blanqueamiento de los proetarras». Se han enredado.