Al menos dos personas murieron y otras dieciocho resultaron heridas en los disturbios que la madrugada de ayer enfrentaron a la Policía Militar y a los manifestantes de la plaza Tahrir de El Cairo, informaron fuentes médicas citadas por AFP.

Los militares desmintieron que se haya empleado munición real para disolver la protesta, retomada ayer por miles de personas que han vuelto a instalar tiendas de campaña en la emblemática plaza. Según los uniformados, fueron grupos de alborotadores quienes provocaron los disturbios e incumplieron el toque de queda.

Los manifestantes -que exigen el procesamiento judicial del ex presidente Hosni Mubarak y la satisfacción plena de las demandas de la Revolución del 25 de Enero- aseguraron que los militares abrieron fuego en las inmediaciones de la plaza Tahrir e incluso mostraron charcos de sangre de los heridos.

El Ministerio de Sanidad ofreció un saldo oficial de un muerto y 71 heridos, algunos de ellos por impacto de bala, mientras otros registraban problemas respiratorios o contusiones.

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Se trata de los primeros fallecimientos desde que el rais dejara el cargo el pasado 11 de febrero tras permanecer tres décadas en el poder. Durante la revuelta que derrocó al jefe de Estado, el Ejército jugó un papel determinante al adherirse a las demandas de la población.

Pero su imagen se ha visto empañada por acusaciones de violencia y tortura, y la incertidumbre y los desacuerdos persisten en la forma de devolver el poder a un gobierno civil.

Ayer, sin embargo, los accesos al epicentro de aquellas históricas protestas aparecía rodeado de alambradas y dos vehículos calcinados evidenciaban lo acontecido.

«He venido a Tahrir porque estamos asistiendo a una contrarrevolución», afirmó uno de los manifestantes, el estudiante Malik Asam. «Estaba esperando a ver la otra cara del Ejército. Si siguen así, verán la otra cara de la gente», dijo otro estudiante, Mohamed Anas.