«No puedo elegir lo mejor, porque lo perfecto me elige a mi»
Ganadora del Certamen de Artistas Noveles de Gipuzkoa
Esta joven artista (Zarautz, 198) es licenciada en Bellas Artes por la UPV/EHU y tiene un Master en Artes Digitales en la Universidad Pompeu Fabra (IUA/UPF) de Barcelona, donde obtuvo el Diploma de Estudios Avanzados por el Departamento de Arte y Tecnología. Hace pocos días consiguió el prestigioso primer premio de Noveles de la Diputación de Gipuzkoa y, entre otros galardones, cuenta con el primer premio Caja Madrid Generación 2008 y el primer premio Ertibil 2009 de la Diputación de Bizkaia.
Txema AGIRIANO | BILBO
En su 54 edición, el primer premio del certamen de Artistas Noveles que cada dos años organizan la Diputación de Gipuzkoa y Kutxa ha sido otorgado a Zuhar Iruretagoiena. Junto a las Becas de Creación Artística -esta artista obtuvo una en 2004-, este concurso ha sido la principal plataforma y estímulo a la creación para los jóvenes de este herrialde. Hasta el 14 de mayo puede visitarse en el Koldo Mitxelena de Donostia la exposición correspondiente a esta edición, que presenta las obras de los quince artistas seleccionados. Zuhar, paralelamente, expone en solitario hasta el 3 de mayo en la Torre de Ariz de Basauri.
¿Qué ha supuesto para usted ganar el primer premio?
Exponer en una sala como la del Koldo Mitxelena siempre es agradable, porque es un espacio donde las piezas se pueden ver adecuadamente y porque le tengo un cariño especial al espacio que me ha regalado buenas exposiciones en estos años. También es agradable recibir un premio de 7.000 euros (5.950 con retenciones), que le permite a una poder seguir desarrollando sus proyectos y no tener que preocuparse tanto por la subsistencia, y aprovechar su tiempo en hacer aquello que le apasiona, el arte. La exposición va a ser itinerante y esto la hace más interesante, ya que al final para lo que trabajamos es para que nuestro trabajo se muestre y no quede olvidado en un almacén.
¿Se había presentado con anterioridad a este certamen?
La verdad es que sí (risas). Me presenté por primera vez hace ocho años y no fui seleccionada. Hace cuatro lo volví a intentar y tampoco. Pero, paradojas de la vida, con la pieza que había presentado a Noveles, gané el premio de Caja Madrid. Así que, como dice la filosofía del Tao: «No puedo elegir lo mejor, porque lo perfecto me elige a mi».
Trabaja diferentes disciplinas artísticas como el vídeo, la fotografía, la escultura... ¿Por qué se decidió por esta obra?
«Gazte, zoriontsu eta burugabe... ziur aski» (Joven feliz y alocada... seguramente) es una pieza en la que me empiezo a reconocer con mi manera personal de entender y hacer el arte. Por eso la elegí. Por otro lado, también está la cuestión práctica: esta pieza es bastante autónoma, al contrario que algunas de mis esculturas, en las que el montaje es una tortura y el transporte un suicidio.
Descríbanosla.
Después de la exposición individual de Bilbaoarte, me sentía muy vacía, como si hubiese hecho una catarsis total y no encontrase qué decir nuevamente. Por eso elegí pintar... porque odio pintar, no disfruto y además no entiendo esa manera de representación. Así que me obligue a pintar cuadritos al óleo sin ninguna pretensión. Al terminar, los miraba y me reía del sinsentido. Así que, de repente, se me ocurrió que mediante mecanismos de generar discurso y significante podría hacer que funcionasen como pieza, que no como pintura. Para ello me aventuré a hacer que otras personas hicieran algo con los cuadros. Pedí a ocho artistas que eligieran un cuadro y lo colgasen en la pared. En el proceso, me enamoré de lo que ocurría. El título de la obra se refiere a todas las mujeres que pretendemos darnos, mostrarnos y aportar algo a la vida. En definitiva, a las que nos llaman locas por querer cambiar a poquitos las cosas, tener ideales y no claudicar sobre lo establecido.
Recientemente ha viajado a México y de ahí se ha traído la obra que presenta en Basauri.
Estaba de vacaciones con una compañera y, a pesar de plantearnos el viaje más de mochileo, acabamos yendo a ver algunas de las cosas típicas. En estos lugares me empecé a fijar en los turistas, en sus pautas y rituales. Me parecía interesante y gracioso ciertas cosas que hacían, que para mi eran absolutamente un sinsentido. Pensé que trabajar con eso en una serie fotográfica, que es una reflexión sobre el ego, sobre esa necesidad que tenemos de imponer nuestra presencia en el espacio, sin darnos cuenta que esa acción lo único que hace es estropear lo bonito de la vivencia, del lugar... Esa imposición de uno mismo estropea el paisaje, porque la fotografía se ve forzada y no se representa bien ni el retrato de uno mismo ni el paisaje.
Hasta el 3 de mayo, la sala de exposiciones de la planta baja de la Torre de Ariz en Basauri acoge «I was there» (Yo estuve allí), una muestra compuesta principalmente por 19 pares de fotografías que tiene lugar tras unas recientes vacaciones de Iruretagoiena en México.
Creadora infatigable, ha utilizado este tiempo de relajo como motivo. Se nos muestra un sitio de interés turístico, con y sin la presencia de la turista protagonista, la propia artista. Una reflexión en torno a la necesidad que siente el viajero de hacer suyo el lugar que visita. No sólo no nos basta con guardar la experiencia en nuestro recuerdo, también insistimos en capturarla, mediante una artilugio tecnológico que nos da más fiabilidad, pues nuestra memoria es frágil.
Para constatar que nuestra presencia en aquel lugar especial fue una realidad, el turista insiste en retratarse con él. La fotografía es la prueba. Yo estuve allí. T. A.