Txisko Fernández Periodista
Complejos telares políticos
En la presentación ante los medios de comunicación de la coalición, hace ocho días, los impulsores de Bildu destacaron que este proyecto es fruto de un largo trabajo de confluencia entre tradiciones políticas diferentes. Tan diferentes que es muy sencillo distinguirlas a simple vista, sin necesidad de echar mano de la lupa del inquisidor Rubalcaba.
La nueva oferta que se presenta ante la ciudadanía vasca es producto de un complejo proceso en el que los tres pilares sobre los que se asienta han ido tejiendo una sólida complicidad política. Es un proceso todavía inacabado, en fase de construcción, y el 22 de mayo no es su fecha de caducidad.
Como ya conocen de primera mano miles y miles de militantes políticos de este país -y, subrepticiamente, también la policía política del Gobierno español-, dar forma electoral a este entramado está siendo muy complejo. No podía ser de otra manera.
Nuestro tejido social no es más complicado que el de los países que nos rodean, pero sí lo es su escenario político, en el que conviven muchas familias dispersas en un importante número de siglas. No obstante, bajo la superficie, sus raíces han ido configurando durante los últimos años un tupido entramado que debe ser utilizado para amortiguar el impacto de las lógicas desavenencias que se producirán a la hora de tejer las candidaturas, herrialde a herrialde, pueblo a pueblo.
Los telares políticos de este país no han cesado de trabajar en ningún momento. Unas veces, creando nuevos diseños; otras, deshilachando los viejos para volver a empezar. Escisiones, coaliciones, congresos fundacionales, pactos postelectorales... forman parte de nuestro paisaje habitual.
A partir de ahora, una vez elegidos los hilos con los que afrontar el nuevo ciclo político, no deberíamos enfrascarnos en estériles debates sobre la combinación de colores que gusta más a unos o a otros. Si ha quedado claro cuál es el objetivo final, lo importante es poner en marcha los telares y no dejar que los pequeño nudos que irán surgiendo en el proceso se conviertan en trabas insalvables.
El arte de los telares reside en la paciencia, y ésta es la que debe guiar las manos de quienes en estos momentos están elaborando el tapiz de la complicidad para un nuevo tiempo político.