La incertidumbre como resultado de una insípida campaña electoral para la presidencia peruana
Los peruanos tienen hoy una cita con las urnas en la que deberán elegir al sucesor del presidente Alan García. Tras una disputada campaña electoral, y debido al particular contexto del país, lo único que puede vaticinarse es que ninguno de los candidatos se llevará el gato al agua en la primera ronda.
Ruben PASCUAL
La campaña electoral para los comicios que se celebran hoy en Perú ha sido una de las más reñidas de las que se tiene recuerdo, pero no por las ideas, ni por las acaloradas discusiones, ni tan siquiera por lo enfrentado de los programas. Y es que, a falta de verdadero debate, las anécdotas han prevalecido sobre todo lo demás.
Pero claro, también resulta bastante difícil de imaginar qué tipo de debate de ideas puede darse entre el ex presidente Alejandro Toledo (2001-2006), el ex alcalde de Lima (quien en 2010 renunció al cargo de primer edil para postular a la Presidencia), la congresista Keiko Fujimori (hija de Alberto Fujimori, que gobernó el país entre 1999 y 2000), y el economista Pedro Pablo Kuczyinski (ex primer ministro de Toledo), ya que todos coinciden en lo esencial: profundizar el modelo económico liberal y privilegiar las inversiones extranjeras.
Sólo el ex militar nacionalista Ollanta Humala, aunque se ha esforzado en emplear un discurso mucho más moderado que en 2006, cuando fue derrotado por el aprista Alan García, es partidario de una política más claramente redistributiva y de protección social, o de renegociar los grandes contratos de gas y petróleo.
Por detrás de todos ellos quedará, según sondeos, el gobernante Partido Aprista Peruano (PAP), que, a pesar del éxito que han tenido entre la población sus políticas económicas, es rechazado por gran parte del electorado y podría incluso no superar la barrera mínima, establecida en 5%. De este modo, volvería a cumplirse la regla de que en Perú ningún partido moderno ha sido capaz, como recuerda Isaac Bigio, columnista de varios diarios iberoamericanos, de renovarse en el poder.
«Todos los que han estado en el palacio de Pizarro desde hace 5 décadas jamás han sido capaces de ganar una elección presidencial cambiando los líderes», apuntó, comparando la peruana con la historia reciente de países latinoamericanos como México, Brasil, Argentina o Colombia, donde el mismo partido fue capaz de permanecer en el poder de manera continuada cambiando a su líder.
Ante esta falta de divergencias en los principales asuntos, la campaña ha puesto sus focos en anécdotas, como el ya famoso «análisis capilar» a los candidatos para descartar rastros de sustancias tóxicas.
En las últimas presidenciales que han vivido todos sus vecinos era posible saber de antemano quién se haría con la victoria o al menos quiénes se disputarían el sillón presidencial en una segunda vuelta. Por ello, un abanico de opciones invita a hacer cábalas sobre el resultado: un candidato que por los pelos consiga colarse en la segunda vuelta, aunque apenas sume una quinta parte de los votos, podría convertirse en el próximo inquilino del palacio de Pizarro si fuese posible aglutinar el apoyo de muchos de sus rivales para frenar un supuesto «mal mayor».
El escenario no sería nuevo
En caso de que se diera, no sería un escenario desconocido para este país, ya que las elecciones que en 2006 alzaron a Alan García a la Presidencia registraron un proceso similar. García consiguió arrebatarle por muy poco el puesto a la socialcristiana Lourdes Flores y luego en la vuelta final pudo hacerse con el apoyo de todos aquellos que querían evitar que el ganador de la primera vuelta, Ollanta Humala, pudiese triunfar, advirtiendo a los peruanos de que buscaba hacer en Perú lo que Chávez en su tierra.
A su vez, el aprista mostró un gran cambio respecto a su primer mandato (1985-1990) había sido un precursor de nacionalizaciones y prédicas antiimperialistas.
A fin de evitar que la situación se repita, Humala ha tratado a lo largo de esta campaña electoral alejarse del ALBA y del presidente venezolano, Hugo Chávez, a quien se dirigió recientemente, para exigirle, en tono enérgico, que no se inmiscuyera en la campaña peruana.
Humala, que se ha mostrado más cercano al modelo del Partido del Trabajo brasileño, ha subrayado que «el modelo aplicado en Venezuela no es aplicable en Perú». «Vamos a dar toda fortaleza e independencia al Banco Central de Reserva, no aplicaremos políticas de control del tipo de cambio, no creemos en la reelección indefinida y vamos a respetar la libertad de prensa y expresión», aseguró el candidato de Gana Perú, que ha sustituido el polo rojo de 2006 por uno blanco, o incluso por un traje de corbata.
Por ello, al candidato que roza -según un sonde de CPI publicado la semana pasada- el 30% de la intención de voto no le vale con este primer resultado, ya que, según alertaba la misma consultora, su victoria peligraría en mayor o menor medida dependiendo de quién sea su contendiente.
de peruanos están llamados a elegir hoy a través de las urnas al sucesor de Alan García. Una segunda vuelta está prevista para el 5 de junio.
El candidato presidencial de Gana Perú, el nacionalista Ollanta Humala, que lidera las encuestas de intención de voto, ha insistido hasta última hora en su propuesta de hacer una reforma en la Constitución para no frenar el crecimiento de ese país, pero mediante un acuerdo nacional que implique «el consenso de las fuerzas políticas».
Humala sugiere reformar la Constitución, vigente desde 1993, o declarar su nulidad y emprender entonces una reforma a la Carta Magna de 1979, todo ello con el visto bueno del Parlamento. Entre otras cuestiones, quiere prohibir la reelección. GARA