Fukushima iguala a Chernóbil en la magnitud del peor accidente nuclear de la historia
Durante décadas Chernóbil había reinado en el ranking del peor accidente nuclear de la historia. Pero desde ayer ya tiene pareja. Tras la reevaluación de las fugas radiactivas, Japón incrementó la magnitud y el nivel de severidad del desastre nuclear de Fukushima hasta igualarlo con el de Chernóbil. Hace 25 años la exportación más conocida de Ucrania era todo el conjunto del lote radiactivo: cesio, estroncio, uranio, plutonio y cantidades incalculables de material radioactivo fueron esparcidas en la atmósfera por la explosión nuclear. Unos materiales que necesitarán cientos de años, cuando no miles, para perder la suficiente radioactividad para que sea segura para los humanos.
Chernóbil y Fukushima dejan dos lecciones que no debieran ser obviadas. En primer lugar, que la energía atómica no es en absoluto el fantástico banquete de comida gratis sin límites, la energía limpia prometida por la industria del poderoso lobby nuclear. Y, finalmente, que ningún grado de prosperidad puede justificar la acumulación de grandes cantidades de substancias altamente tóxicas que nadie sabe cómo hacerlas seguras y permanecerán como un peligro intangible para el conjunto de la creación.