Sólo por seguir el ejemplo del ministro Rubalcaba yo también me hice de una lupa decidido a examinar las listas populares y socialistas. No buscaba candidatos encausados por corrupción o vinculados a escándalos de todo tipo; no pretendía encontrar implicados por robo, desfalco, cohecho... Tampoco era mi interés hallar nexos con la violencia entre tantos aspirantes a llegar o mantenerse en ayuntamientos y diputaciones. Esa hubiera sido una tarea demasiado sencilla. Lo único que quería era encontrar algún candidato que estuviera limpio, que ni siquiera hubiera sido salpicado por alguna adjudicación de contratos a dedo, por otorgar licencias ilícitas o tráfico de influencias...

Dos lupas más tarde opté por emplear una lupa estereoscópica pero seguí sin dar con ese candidato pulcro. Por más que revisaba las listas, todos los nombres que verificaba o estaban en los tribunales o iban camino de ellos: Francisco Camps, El Bigotes, Ricardo Costa, Vicente Rambla, Milagrosa Martínez, David Serra...

Me serví de un catalejo, de prismáticos, de microscopios... hasta de un viejo monóculo por si me ayudaba a encontrar a ese íntegro candidato que ni siquiera fuera parte del entorno o del umbral, pero seguí depurando listas y descartando nombres sin hallar un posible candidato honesto: Juan Manuel Rey, Cristina González, Miguel Uroz, Francisco Cuenca, Rafael Gómez, Agustín Navarro, Xico Tarrés...

Y así he seguido hasta quedarme tan sólo con un nombre que depurar: Rubalcaba. El problema es que el ministro va para presidente y ni siquiera preciso gafas para indagar su pasado.