Señoras y señores. Damas y caballeros. Aficionadas y aficionados... El espectáculo y la diversión ha vuelto a la Fórmula Uno. Y menos mal... El gran dominador en las dos primeras carreras de la temporada, Sebastian Vettel, tuvo que claudicar en el Gran Premio de China ante la excelente actuación de otro campeón del mundo como Lewis Hamilton (McLaren).

Y eso que el británico estuvo a punto de tomar la salida desde la calle de talleres, lo que le habría impedido seguramente lograr la victoria. Esta anécdota, porque sólo se quedó en eso, vino cuando los mecánicos de su equipo detectaron un problema en el motor de su coche antes de acudir a su puesto en la formación de salida. Este imprevisto les hizo trabajar contrarreloj para subsanar la avería. ¡Y vaya si la pudieron solucionar!

Sebastian Vettel, no obstante, logró la segunda plaza, y un magnífico Mark Webber culminó lo casi imposible en este deporte: escaló hasta 15 posiciones para finalizar tercero en el circuito de Shanghai.

Por todos es sabido que a este mundo de la Fórmula Uno se le llama el Gran Circo, en cierta medida por todo lo que arrastra por detrás, como los millones que se mueven, entre otras numerosas razones. Pero también por el objetivo más importante de un circo: divertir al espectador. Algo que hicieron de sobra los monoplazas en esta tercera carrera de la temporada.

Desde la misma salida se vio que el circuito chino iba a ofrecer un atracón de adrenalina y nervios. Vettel, que salía desde la pole, vio cómo los dos pilotos de McLaren, Jenson Button y Lewis Hamilton, le superaban al llegar a la primera curva.

La diferencia entre los primeros seis coches era mínima. En ese primer grupo se colocaron los dos McLaren, Sebastian Vettel, el Mercedes del alemán Nico Rosberg y los Ferrari de Felipe Massa y Fernando Alonso.

Los cambios de líder no se dieron hasta las primeras entradas a boxes para cambiar los neumáticos. Button cometió un pequeño error al equivocarse de taller (paró primero en el de Red Bull, cuyos mecánicos esperaban a Vettel, que llegaba justamente detrás del británico), y varios pilotos le sucedieron en el mando de la prueba: su compañero Hamilton, Alonso, Rosberg, Vettel y Massa.

La estrategia fue clave

La pelea por el triunfo estaba muy abierta, pero hubo que esperar a la segunda mitad de la carrera para comprobar realmente quiénes serían los candidatos a llevarse el trofeo.

La estrategia tomó protagonismo en este punto. Algunos equipos optaron por realizar sólo dos paradas (el caso de Vettel y los dos Ferrari), mientras que otros, como los dos pilotos de McLaren, Rosberg y Webber, se decantaron por tres.

No fue la opción más acertada para los primeros, ya que vieron cómo sus ruedas se iban degradando con cada paso por meta. Así, pilotos como Alonso tuvieron que ceder posiciones a sus perseguidores. A Massa tampoco le salió bien la táctica, ya que cuando parecía tener el podio al alcance de su mano, comenzó a perder posiciones hasta quedar en la sexta plaza.

Esa degradación de los neumáticos fue la clave para un final de carrera lleno de tensión y, sobre todo, emoción.

Vettel ocupaba la primera plaza a falta de cuatro vueltas para el final, pero por detrás se iba acercando a gran velocidad una sombra de color gris. Era el monoplaza de Lewis Hamilton. El alemán no se pudo defender a causa de sus problemas con el KERS, por lo que el McLaren le pasó como un tiro.

Por detrás, Webber logró superar a Button a falta de dos vueltas, culminando una de las mayores gestas que se recuerdan.

La próxima función de la Fórmula Uno será el próximo 8 de mayo, en el GP de Turquía.