Todo lo que no mejora empeora. El dicho parece aplicable al conflicto de los comedores escolares de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, que continúa enquistado y sin visos de solución. Tanto es así que los sindicatos LAB, ELA y UGT registraron ayer sendas convocatorias de huelga para toda la semana posterior a las vacaciones de Semana Santa.

Si no hay un acuerdo antes, el paro tendrá lugar los días 2, 3, 4, 5, y 6 de mayo. Un importante salto cuantitativo para un colectivo formado por unas 4.500 personas -mujeres en su gran mayoría- y que suma ya su tercer curso de protestas.

La última fue el reciente 14 de abril. Al parecer, esta movilización no tuvo los efectos deseados y no logró desbloquear una situación que las centrales convocantes achacan a «la postura inmovilista de la patronal».

La mayoría del personal trabaja para empresas privadas que están subcontratadas por el Departamento de Educación de Lakua. En su plataforma negociadora, reclaman la equiparación salarial con el personal no docente del Departamento.

Formación específica

Además, piden una mejora del servicio a través de un incremento de las jornadas y más inversión en formación específica para la tarea que realizan con los menores.

Desde el último día de huelga no ha habido ningún contacto entre sindicatos y patronal. Las partes están convocadas a una reunión de la mesa negociadora el próximo 3 de mayo.

En la rueda de prensa en la que se dieron a conocer las nuevas movilizaciones, la representante de LAB, Zuriñe Andrés, criticó los servicios mínimos establecidos por el Departamento de Empleo para el 14 de abril, que a su juicio supusieron una «vulneración» del derecho a la huelga. Citó como ejemplo lo sucedido con el alumnado de 2 y 3 años, donde el ratio fijado por el Ejecutivo fue el de «un día normal».

Zuriñe Andrés también acusó a determinadas direcciones de centros educativos de tomar decisiones que repercutieron en la incidencia de la huelga y denunció que las empresas hicieron una lectura de la orden de servicios mínimos según su conveniencia para «minimizar» el seguimiento de la convocatoria.