El presidente yemení, Ali Abdallah Saleh, afirmó ayer que resistirá en el poder, pese a las manifestaciones diarias contra su régimen, y rechazó «la conspiración y las intentonas golpistas». Mientras, las protestas seguían sucediéndose en distintos puntos del país y el número de muertos aumentaba.

Ayer, un hombre armado en una moto disparó contra un campamento de protesta antigubernamental en la ciudad portuaria de Hudeida, en el mar Rojo, durante la oración del amanecer, y mató a una persona y presuntos manifestantes abaten a un soldado en Adén. Además, presuntos manifestantes armados abatieron a un soldado en la ciudad de Adén.

El mandatario yemení dio, por su parte, instrucciones a la Fiscalía General para que investigue los violentos actos ocurridos el martes en la capital, Sana'a, en los que al menos tres personas murieron y cerca de un centenar resultaron heridas cuando la Policía antidisturbios cargó contra los manifestantes congregados frente a la casa del vicepresidente, Abd al-Hadi Rabbu Mansur.

A diferencia de lo ocurrido respecto a Libia, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, reunido el martes para tratar la crisis política en Yemen, no consiguió acordar una resolución conjunta a pesar de los «alarmantes» informes sobre la preocupante situación en el país, y se limitó a pedir calma a las partes enfrentadas.