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GERNIKA Y LOS OTROS BOMBARDEOS

Testimonios vivos de la barbarie contra los vascos

Gernika se prepara para conmemorar este martes el 74º aniversario del bombardeo de la Legión Cóndor que hizo estremecer al mundo. Esta masacre, que se repitió a otra escala en 34 pueblos vizcainos, es sólo un trágico ejemplo del castigo contra la población ordenado por los fascistas.

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Agustín GOIKOETXEA

Han transcurrido 74 años de que aviones de la Luftwaffe alemana y de la Aeronautica Militare italiana arrojasen toneladas de bombas sobre la población civil de Bizkaia para minar su moral. El tiempo no ha logrado borrar de la memoria de aquellos protagonistas involuntarios el horror vivido en el periodo 1936-1937, que continúan transmitiendo a otras generaciones para que la historia no se repita.

Uno de aquellos testigos fue el otxandiotarra Jon Lasuen, quien, a sus 90 años, recuerda como si hubiese sido ayer aquel 22 de julio de 1936. Regresó a su localidad natal desde Bilbo, donde estudiaba, para disfrutar de las fiestas patronales de Santa Marina; por la mañana, su padre le envió a por un ejemplar del diario ``Euzkadi'' que transportaba el autobús de Durango. «Jesús Lasuen, mi padre, que era el secretario del Ayuntamiento, estaba intranquilo por los avatares de la guerra, el movimiento de tropas, milicianos y guardias de asalto en lo que sería el frente de Villareal [Legutio], y me mandó que fuera a por el periódico antes de ir al monte. Me dijo que me esperaba en la plaza de Andikona junto a dos de mis hermanos, de 10 y 11 años, y tres primos», rememora.

En Andikona se habían instalado los soldados del regimiento de Garellano, de Bilbo, y jugaban muchos niños mientras las mujeres cogían agua en la fuente o lavaban la ropa en los lavaderos junto al riachuelo. Entre las 9.00 y las 9.30, dos aviones se aproximaron a Otxandio y arrojaron varias bombas y causaron una masacre. Se estima que fallecieron más de 70 personas, muchos de ellos niños. Jon Irazabal, de Gerediaga Elkartea, apunta a que Ángel Salas Larrazabal y José Muñoz Jiménez fueron los autores del bombardeo, «a quienes felicita, por su brava acción, el general Mola. En 1991 -subraya-, el rey Juan Carlos I concedió a Salas Larrazabal el grado de capitán general».

Lasuen repite que seis integrantes de su familia perdieron la vida en Andikona. «Fue un desastre, aún recuerdo cómo a mi padre, que le faltaban las piernas, le trasladaron al Hospital de Basurto; allí murió». Aquella incursión aérea de los fascistas no fue la última, comenta, antes de explicar que, en el cruce de San Antonio, «murió una mujer y a la niña le amputaron el brazo; todavía vive».

Las vivencias de Jon Lasuen no se quedan ahí. «Al morir mi padre, a final de 1936, por la situación económica me mandaron a casa de una tía mayor en Morgola, cerca de Urkiola, y allí cayeron tres bombas en el portal mientras en otro caserío cercano entró otra por la chimenea. Primero arrasaron Otxandio y luego Durango [el 31 de marzo de 1937, con un balance de más de 500 muertos]. El 4 de abril -continúa- entraron en Otxandio y con dos amigos fui hasta Dima; de allí bajamos a Arratia para coger el tranvía a Bilbao».

Una vez en la capital, el otxandiotarra fue testigo junto a unos primos del bombardeo a los puentes del ferrocarril en Arbuio. «Nosotros estábamos recogiendo unas ovejas en las proximidades, en las cercanías de Ganekogorta, en Alonsotegi», precisa. En el Botxo, Lasuen vivió los bombardeos del 4 enero del 37, que desembocaron en el asalto de la cárcel de Larrinaga y del barco prisión, donde estaban presos de derechas, «como venganza». Los ataques aéreos se repitieron el 5 y el 21 de enero.

Pánico entre la población civil

El pánico entre la población civil es difícil de olvidar. Rafaela De Diego recuerda cómo, en Bilbo, se protegían en un túnel en Mazarredo y en el Depósito Franco de Uribitarte, repleto de víveres y preparado para soportar los ataques, y cómo «algunos edificios, como el de Greaves y Arbaiza, se derrumbaron. Cada vez que sonaba la sirena, mi hermana se volvía histérica. Antes de la llegada de los franquistas, en junio, fuimos hacia Santoña y luego nos enviaron a una localidad cerca de Niza, aunque nuestro primer destino era Bélgica».

Esas situaciones no las olvidan muchos protagonistas a pesar de las décadas pasadas. Los hubo cuyas madres embarazadas se protegieron en las galerías de las minas de Gallarta y Muskiz, y allí vinieron al mundo. Otros murieron en fatales accidentes, como uno que ocurrió en el barrio bilbaino de Uribarri, donde un tren arrolló a decenas de personas que se refugiaron en los túneles, junto a la campa de las escuelas.

La ofensiva fascista de finales de marzo trajo el día 28 los bombardeos de Elgeta, Elorrio, Otxandio y Durango. El 31 de marzo, esta última localidad sufre el ataque más devastador, que se saldó con 336 víctimas mortales y que tuvo uno de sus epicentros en la iglesia de Santa María.

Joseba Aiartza, a sus 88 años, todavía tiene frescos aquellos terribles días de bombardeos. Parte de su familia materna, los Lasuen, perecieron en el bombardeo de Otxandio. Un hermano suyo, Julen, falleció a causa de una bomba que arrojaron en Lezama, «cerca del ayuntamiento, donde estaban los soldados haciendo rancho. Fue el único muerto». «Teníamos un tío maestro en el Colegio de Sordomudos de Deusto. Acudió a Basurto para ver cómo estaba el hermano. Vino poco después a Lezama y dijo que estaba bien, al día siguiente murió», recuerda en su actual domicilio, en Larrabetzu.

Su hermano Julen y su familia de Otxandio no fueron las únicas víctimas mortales entre sus seres queridos. «Al avanzar los franquistas hacia Bilbao, mi abuelo y un tío decidieron marchar hacia Cantabria para refugiarse. En El Vivero, cuando iban con el carro con los bueyes y alguna vaca, la metralla de una bomba alcanzó a mi abuelo, que falleció, mientras mi tío resultó herido», rememora.

Aiartza añade que era habitual ver a los aviones enemigos por Txorierri haciendo incursiones en Lezama, Derio, Zamudio y Larrabetzu, «donde había algunos nichos de ametralladoras». El mes abril del 37 fue especialmente virulento en lugares como Bilbo, Durango y Zornotza.

Quienes vivieron aquellos días no se olvidan de citar la tragedia del 18 de abril en la bilbaina calle Prim, en la que se emplazaba la fábrica de goma y calzado Cotorruelo, donde fallecieron 67 personas. El corresponsal sudafricano George Lowther Steer, testigo de la masacre de Gernika, cita en su libro ``El árbol de Guernica'' este bombardeo, como lo hizo en sus crónicas para ``The Times''. Jon Lasuen, por su parte, cita las consecuencias de los ataques en puntos como Iturribide, el frontón Euskalduna, Zabala, Iturriza o la calle Correo, en el Casco Viejo.

Poco días después llegó la masacre de la villa foral, y miles de vizcainos y otros vascos refugiados en el herrialde emprendieron la marcha hacia Cantabria ante el avance de las tropas fascistas y las noticias sobre la represión que desataron, que causó pavor entre la población civil. Quienes se quedaron fue testigos de sus tropelías y sadismo.

 

Bombardeos registrados en abril de 1937

Abadiño. Día 22, 4 heridos.

Apatamonasterio/Atxondo. Día 22, 4 heridos.

Arbatzegi. Día 26, 36 muertos y 12 heridos.

Arrazua. Día 26, 1 muerto y 2 heridos.

Algorta/Getxo. Día 24, 1 muerto.

Bilbo. Días 1, 6, 18, 22, 23 y 29, 253 muertos y 146 heridos. Es posible que en estas cifras se incluyan víctimas de bombardeos en otras localidades que fueron trasladadas al Hospital de Basurto.

Barakaldo. Días 22, 23 y 30,

13 muertos y 22 heridos.

Berango. Día 24, 2 muertos y 6 heridos.

Durango. Días 1, 2, 29 y 31,

193 muertos y 84 heridos.

Eibar. Días 24 y 25, 74 muertos y 97 heridos.

Elorrio. Días 22, 24 y 25,

24 muertos y 28 heridos.

Erandio. Días 22, 23, 24, 25 y 26, 29 muertos y 37 heridos.

Errigoiti. Día 26, 5 muertos y 13 heridos.

Galdakao. Días 7, 24 y 30,

22 muertos y 34 heridos.

Getxo. Días 22, 24, 29 y 30,

5 muertos y 16 heridos.

Gernika. Días 26 y 27, 1.654 muertos y 889 heridos, todos ellos vecinos de la villa. No se incluyen entre estas víctimas a refugiados y evacuados que se encontraban en ella.

Gautegiz Arteaga. Día 27,

4 muertos y 2 heridos.

Leioa. Días 15 y 24, 11 muertos y 10 heridos.

AreETa/Getxo. Día 24, 9 muertos y 13 heridos.

Lamiako/Leioa. Días 7, 8, 22, 23, 24 y 30, 8 muertos y 4 heridos.

Larrabetzu. Día 29, 3 muertos y 2 heridos.

Markina. Día 28, 7 muertos y 14 heridos.

Otxandio. Días 1 y 2, 18 muertos y 14 heridos.

Portugalete. Días 29 y 30,

4 muertos y 5 heridos.

Santurtzi. Día 29, 8 muertos y 17 heridos.

Sestao. Días 13, 15 y 29,

14 muertos y 18 heridos.

Zaratamo. Días 24, 25 y 29,

3 muertos y 6 heridos.

Zeanuri. Días 2 y 6, 14 muertos y 37 heridos.

Zeberio. Día 29, 1 muerto y 4 heridos.

ZORNOTZA. Días 13, 22, 28 y 30,

22 muertos y 34 heridos.

Zorrotza/Bilbo. Día 23, 12 muertos y 26 heridos.

Zuazo. Día 25, 1 muerto y 3 heridos.

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