Cerca de 150 personas de etnia gitana tomaron ayer la basílica de San Pablo Extramuros de Roma, después de que horas antes fueran desalojados de la barriada de Casal Bruciato. Las autoridades romanas ofrecieron mil euros a cada familia por regresar a su país, oferta que los gitanos rechazaron. Por otro lado, organizaciones de derechos humanos de Hungría denunciaron el desalojo forzoso en autobuses de unos 500 gitanos del pueblo Gyongyospata, un hecho que el Gobierno calificó de «excursión humanitaria» programada con anterioridad.