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DERBI EN SAN MAMÉS | Victoria rojiblanca

La espera mereció la pena

Athletic y Real disputaron un derbi vibrante, con alternativas, ocasiones, goles y polémica. Los puntos fueron al final para el conjunto rojiblanco, que concluirá la jornada en la quinta plaza. Los donostiarras siguen esperando el triunfo de la calma definitiva.

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ATHLETIC 2

REAL SOCIEDAD 1

 

Amaia U. LASAGABASTER

Se dice que lo malo abunda y lo bueno escasea, así que quizá haya que prepararse para derbis futbolísticamente insufribles en las próximas temporadas. Pero el de ayer también hizo honor al tópico, con lo que los cuatro años que ha debido esperar San Mamés para acoger un encuentro entre Athletic y Real parecen haber merecido la pena.

Sobre todo para los rojiblancos, evidentemente, que acabaron llevándose tres puntos que les aseguran la quinta plaza una jornada más y mete presión a sus rivales. Pero incluso la Real, pese al escozor del resultado, pudo regresar a casa con una buena dosis de satisfacción en la mochila después de que disputara uno de sus mejores encuentros como visitante. Aunque, sin duda, el mayor beneficiado de la noche fue el espectador que, lejos de tragarse uno de esos derbis tan duros como escasos en fútbol, disfrutó con un partido en el que no faltaron alternativas, ocasiones en ambas porterías, goles y emoción hasta el pitido final.

El primer tiempo resultó especialmente vibrante. Y eso que al Athletic, forzosamente remodelado -aunque con la presencia de Iker Muniain-, le costó algo más que de costumbre alcanzar el nivel de pulsaciones que tantos problemas suele crear a los visitantes de la Catedral. Responsabilidad, en buena medida, de una Real más puesta de inicio. Con un once muy parecido al que rompió la mala racha frente al Sporting -el único cambio llegó en el centro de la defensa, con la entrada de Ansotegi, que había sido uno de los destacados en el derbi de la primera vuelta, cuando secó a Llorente-, el equipo donostiarra pareció aprovechar mejor la motivación añadida de la cita para tensionarse más de lo habitual cuando hace las maletas.

Aunque esa ligera superioridad visitante tampoco duró demasiado, para fortuna del espectador. Neutral, se entiende. Una contra peligrosísima y un par de arrancadas de Muniain, el rojiblanco más desequilibrante en el primer tiempo, espolearon a los bilbainos. Que, además, se mostraron bastante más letales. Hasta el punto de que al cuarto de hora encarrilaban el choque y a la media hora parecían haberlo sentenciado. Primero fue Muniain, cómo no, el que remachó un despeje de Bravo tras cabezazo de Llorente a saque de esquina. Toquero firmaba después el 2-0 cruzando ante el meta chileno una gran asistencia de Llorente.

Pero el de ayer era un derbi de emociones. Parecía la Real noqueada cuando Zurutuza -espléndido en el primer tiempo, casi desaparecido en la reanudación- envenenó un centro para que Javi Martínez despejara dentro de su arco. Y recordando lo sucedido en la primera vuelta, Muniain zancadilleó casi de inmediato a Xabi Prieto. Con una duda para el personal, si la falta se produjo dentro o fuera del área; y ninguna para el árbitro, que miró para el otro lado, añadiendo la pizquita de sal que le faltaba, es un decir, a la contienda. Los unos siguieron buscando la puntilla y los otros la remontada hasta el final del primer tiempo que pasó en un abrir y cerrar de ojos.

El choque perdió calidad en la reanudación. Aunque no un ápice de emoción porque acabó convirtiéndose en una carrera contrarreloj: para la Real, que buscó el empate por todos los medios mientras los segundos caían, y para el Athletic, que no tardó en dar por bueno un resultado al que se aferró con uñas, dientes y bastante sufrimiento. Le mereció la pena.

 

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