Bien escrito, pero sin rosa de premio
Los rojillos le jugaron de tú a tú a su poderoso anfitrión, pero acabaron repitiendo el 2-0 de casi siempre. Damià tuvo la más clara al filo del descanso, pero Valdés despejó al poste, mientras que Guardiola no las tuvo todas consigo y puso a sus pesos pesados al final.
BARCELONA 2
OSASUNA 0
Natxo MATXIN
La cuarta derrota consecutiva rojilla acerca negros nubarrones para un equipo que podría caer al descenso si el Málaga -hoy- y el Zaragoza -mañana- consiguen vencer. Para más inri, los de Mendilibar tendrán un partido a cara de perro en la próxima jornada, donde recibirán a un dolido Valencia, que no sólo no aseguró su plaza de Champions, sino que incluso recibió una sonrojante goleada de los suplentes del Real Madrid.
Sólo los resultados apartan a la escuadra navarra de una posición más desahogada porque, si fuera por nivel de juego, deberían estar más arriba. Unas prestaciones que nuevamente se vieron minusvaloradas por la eficacia del rival, si bien en esta ocasión la imagen, que hay que asumir no contabiliza puntos, tuvo mayor valor por desplegarse en casa del líder.
Osasuna le plantó cara a un Barcelona con hasta siete cambios con respecto al equipo que perdió la final copera y dispuso de sus opciones de complicarle seriamente la victoria a una de las mejores escuadras del viejo continente. Con una presión muy arriba, el planteamiento de Mendilibar sorprendió a los culés, perdiendo más balones de lo que es habitual en ellos y teniendo menos el esférico en su poder de lo que acostumbran.
Y los rojillos, además, generando tantas ocasiones de gol como los anfitriones. Sólo la pegada, ese factor tan decisivo en este deporte, les apartó de una recompensa merecida. Hay futbolistas malditos para Osasuna, que le golpean sí o sí cada vez que se miden a ellos. Y uno de éstos es David Villa. El asturiano llevaba un porrón de encuentros sin mojar, pero su particular «idilio» con la formación encarnada también se dejó notar en esta ocasión. El goleador dejó su particular rosa en el minuto 23.
Sin embargo, el «regalo» del Guaje no varió un ápice la estrategia navarra. A diferencia de otras ocasiones, el equipo siguió a lo suyo, presionando la salida del balón azulgrana y triangulando cuando tuvo ocasión para ello. Hasta irse cada vez más aproximando a la meta de Valdés, que salvó a su equipo en los instantes anteriores al descanso. Damià, en el 44, la tuvo, pero el cancerbero azulgrana desvió el remate con la rodilla al poste.
Un Barça nervioso
Tan es así que lo vio mal el técnico local, Pep Guardiola, que tras el paso por vestuarios dio entrada a Iniesta; al cuarto de hora de la reanudación, a Messi; y, poco más tarde, a Xavi. Sintomático fue que, por el lado blaugrana, los más destacados fuesen su guardameta y Maschera- no, jugando en la posición de central derecho.
Los cambios y el cansancio hicieron que el repliegue rojillo fuera más acusado ante la presencia de nuevos jugones y la falta de oxígeno. Pero sin suponer ello una bajada de brazos ni permitir que el peligroso contrario materializara más peligro. Mendilibar incluso trató de refrescar el armazón ofensivo, con la entrada de Pandiani y el debut de Timor en Primera.
Sin embargo, el Barça iba a volver a aprovechar otra de las pocas ocasiones de las que dispuso, en esta oportunidad siendo el ejecutor Messi. Coincidiendo con el día de Sant Jordi, Osasuna escribió un libro con páginas para la esperanza, pero se quedó sin la recompensa de una rosa en forma de puntos.
Contento por el trabajo de sus pupilos, a quienes felicitó, pero «con cara de tonto» en su regreso a Iruñea, José Luis Mendilibar asumió que «contra estos equipos juegas bien, pero normalmente acabas perdiendo». «Hemos empezado un poco tímidos -analizó-, más tapando huecos que jugando pero, tras su gol, le hemos echado un poco de cara, robando más arriba y teniendo más balón, e incluso teniendo nuestras mejores ocasiones en los últimos minutos del primer tiempo, pero si tú no aciertas, ellos no te van aperdonar».
Interpelado sobre si al equipo quizás no le faltó un pelín de empuje en los metros finales, el de Zaldibar explicó que «al hacer esfuerzos tan brutales» para contener el juego de un rival tan cualificado, «al final llegas muy cansado cuando hay que definir y la pegada suele estar motivada por la frescura con la que realices el remate. Ellos, por ejemplo, ejecutan carreras más reducidas y, en cambio, nosotros tenemos que estar pendientes de tapar y robar».
Eso y la diferencia en la calidad de los futbolistas, que por algo unos y otros valen lo que valen. «Hablar de marchas cuando hay una diferencia tal en presupuestos... también de chasis, de motor y en el banquillo, es lo que hay, una Liga para dos y otra para el resto», manifestó no sin cierta ironía el preparador rojillo.
En este sentido, se refirió al Barcelona como un conjunto que «ha hecho lo justo para ganar, y al final han terminado anotando un 2-0. Me imagino que estarán contentos para afrontar lo que les queda», indicó el míster vizcaino, en referencia a las cinco jornadas ligueras que restan para que concluya el campeonato doméstico.
Mendilibar prefirió no sacar conclusiones a futuro por la buena imagen, ya que «en estos partidos el jugador trabaja más», y admitió que la situación «se ha torcido un poco, pero ahora hay que recuperar a la gente y pensar sólo en el Valencia».
N.M.