74 aniversario del bombardeo
El «Gernica» aspira a Patrimonio de la Humanidad
Al Ejecutivo de Lakua le ha llegado una petición tan singular como razonada para que ponga en marcha los trámites oportunos para la designación del «Guernica» de Picasso como Patrimonio Cultural de la Humanidad y atienda a un deseo: «`Guernica' Gernikara».
Nerea GOTI
Otro 26 de abril, Gernika y toda Euskal Herria despertaron con la mirada puesta en el recuerdo que han reconstruido los testimonios de los supervivientes, el que guardan las imágenes y, especialmente, el que ofrece la creación artística «más significativa y representativa de aquella tragedia humana»: el «Guernica», de Pablo Ruiz Picasso, que continúa ubicado en la exposición permanente del Museo Reina Sofía de Madrid.
En puertas de este 74 aniversario, varias iniciativas populares se han puesto en marcha para reactivar una demanda histórica, el traslado del mural a Euskal Herria, y más concretamente a Gernika-Lumo. Entre esas iniciativas destaca la promovida por el arquitecto bilbaino Iñaki Uriarte, quien ayer mismo presentó una solicitud formal ante el Ejecutivo de Lakua para que esta adminstración inicie los trámites necesarios para la declaración del cuadro como Patrimonio Cultural de la Humanidad.
En el dossier que acompaña la petición, Uriarte destaca que el «colosal mural» es la expresión artística más representativa de la tragedia que provocaron en la villa vizcaina las bombas de la Legión Condor, aliada de los militares golpistas a las órdenes de Francisco Franco. Uriarte recuerda que la obra fue «inspirada y sugerida por el poeta vasco Juan Larrea y el pintor José María Ucelay, director de Bellas Artes del Gobierno de Euzkadi» y precisa que «fue concebida como una impulsiva e inmediata reacción creativa» ante la noticia del bombardeo. Este óleo sobre lienzo de gran formato, 3,49 por 7,76 metros, fue creado entre el 1 de mayo y el 4 de junio del mismo año.
En la misma exposición de motivos que desde ayer obra en poder del Area de Patrimonio Cultural Vasco, el arquitecto bilbaino hace constar el valor histórico de una obra de 1937, «relativamente reciente en la historia del arte y que relata un luctuoso acontecimiento de enorme repercusión en el mundo, y consecuentemente de trascendental importancia para la historia de la humanidad». Agrega que «obviamente es una imagen sumamente arraigada en el pueblo vasco, ya que constituye un hecho fundamental para Euskal Herria». Junto a ello subraya el innegable valor artístico del «Guernica», una «apasionada creación» que por medio del lenguaje artístico cubista y «una gama cromática resignada de negros, grises y resquicios blancos» relata «una amalgama de expresiones de sufrimiento y terror, destruc- ción, desesperación y dolor».
Un llamamiento a la reflexión
A la exposición de los valores que encierra la obra más conocida de Picasso, Uriarte añade su carácter «singular», su valor iconográfico y su valor social, al tiempo que destaca que el «Guernica», «reproducido en diferentes formatos en muchos países y culturas, constituye un llamamiento a los seres humanos para que reflexionen y se rebelen sobre la aberración de las guerras y especialmente la masacre de seres indefensos».
A la solicitud cursada ante el Gobierno de Lakua, Uriarte añade que la declaración como Patrimonio Cultural de la Humanidad debería llevar implícito «solicitar y suscitar la adhesión institucional y de entidades sociales y culturales de todo el mundo para que el cuadro se emplazara definitivamente en el entorno que lo motivó, de acuerdo al deseo social tantas veces expresado del pueblo vasco «`Guernica' Gernikara».
En ese contexto, ha sido precisamente el Consistorio de Gernika-Lumo el que ha se ha colocado a la cabeza de esta histórica reivindicación, con una iniciativa que arrancó el pasado mes de febrero a través de una página web con el conocido lema y redes sociales como Facebook o Twitter. Su propósito es reunir 500.000 firmas que se harán llegar al Ministerio español de Cultura reclamando el traslado del mural.
Ayer el número de adhesiones recogidas se acercaba a las 12.000. Buena parte de los comentarios subrayaban que con cada una de ellas el cuadro se acerca un poco más a Euskal Herria. La campaña ha suscitado la aparición de reflexiones de todo tipo; desde quienes no comparten la necesidad del traslado del cuadro a Gernika, hasta quien lo describe como el reflejo «de una cruel batalla en dos partes del mismo país» o la apuesta decidida por recuperar «un símbolo de este país, es un grito por la paz y la libertad y debe de estar en Euskadi, no en el país desde donde se ordenó la destrucción de la ciudad y la masacre de la población».
Desde dentro y fuera de Euskal Herria, hay un buen número de alusiones al deseo expresado por el propio Picasso de que su obra volviese al Museo del Prado en cuanto se reinstaurase la República. Según destacan, ambas premisas se han desoído. Las alusiones al trasfondo político de la decisión salpican, asimismo, los comentarios en la red. Mientras, en la calle, Luis Iriondo, un gernikarra superviviente del bombardeo, mira el cuadro y ve claro que «esas mujeres son nuestras madres».