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La atalaya de Gasteiz cumple años con la mirada puesta en la regeneración Social de Alde Zaharra

El Gaztetxe de Gasteiz cumple 23 años, más de dos décadas trabajando en la colina de Alde Zaharra, estableciendo relaciones con los vecinos de un barrio que, hoy más que nunca, se mantiene alerta para no convertirse en refugio de tiendas de moda y bares de diseño.

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Ion SALGADO

El Gaztetxe de Gasteiz cumple 23 años recordando su historia y fijando retos de cara a su futuro más inmediato. Un destino que pasa por la reconversión del barrio a costa de la reestructuración impulsada por la Agencia para la Revitalización Integral de la Ciudad Histórica (ARICH), sociedad puesta en marcha por el Gobierno local con un concepto basado en el despotismo ilustrado, «todo por el barrio pero sin el barrio».

Durante la última legislatura, con Patxi Lazcoz sentado en la butaca central del Pleno municipal, se ha librado una guerra fría entre la Gazte Asanblada de Alde Zaharra y el Ayuntamiento de Gasteiz. Confrontación que no ha tenido combates directos, pero sí objetivos claros, ya que, tal y como alertan los jóvenes de la colina, el Consistorio está tratando de acabar con el Gaztetxe desfigurando la actual imagen del barrio.

Una imagen compuesta por una sociedad intercultural e intergeneracional, en la que conviven distintas etnias y grupos sociales. Sin embargo, parece que el Gabinete Lazcoz no está conforme con esta composición social, poco atractiva para el turismo, y prefiere que bares de diseño y tiendas de Adolfo Domínguez copen las calles aledañas al Gaztetxe de la capital alavesa.

Nuevos comercios y nuevos locales con los que crear un concepto de turismo elitista. Negocios perceptores de dudosas subvenciones que no se otorgan de la misma manera a los establecimientos tradicionales de la parte vieja gasteiztarra. «Los comercios que realmente hacen barrio son los que están cerrando», denuncian desde la Gazte Asanblada.

El mismo problema se da en el proceso de rehabilitación de viviendas puesto en marcha por el Ayuntamiento. Esta iniciativa, vendida como un programa social para mejorar la calidad de vida de los vecinos de Alde Zaharra, tiene como realidad el realojo de los mismos en la periferia de Gasteiz. Personas ancianas que tras vivir durante toda su vida en el centro de la ciudad se ven obligadas a dejar sus casas y desplazarse hasta los nuevos barrios erigidos en las afueras de la capital de Araba.

Un ejemplo claro de esta situación se produce en una manzana anexa a la catedral de Santa María, donde el Consistorio ha expropiado viviendas que se encontraban en «pésimas condiciones». «Son casas que estaban destrozadas, y en vez de subvencionar la reforma para que esos mismos vecinos puedan seguir viviendo en unas condiciones dignas, lo que hacen es comprar la vivienda y mandarlos a la periferia», critican desde el Gaztetxe.

Además, desde la colina alertan de que dicho proceso tiene como finalidad la construcción de pequeños pisos, dirigidos a estudiantes, personas jóvenes que están de paso y que «no hacen barrio».

De todos modos, los estudiantes no son los vecinos que más inquietan a la Gazte Asanblanda. Los jóvenes encargados de mantener vivo el Gaztetxe llevan conviviendo más de un año puerta con puerta con otro tipo de personas, uniformadas, que no dudan en presentarse en la puerta si surge la ocasión. Se trata de los agentes de la Policía Municipal de Gasteiz que custodian la colina y el Gaztetxe desde su nueva comisaría, ubicada en la calle Fray Zacarías, a escasos metros de la casa autogestionada.

Esta presencia policial no consiguió evitar que un grupo de personas lanzara piedras contra la fachada del Gaztetxe tras la final del Mundial de Fútbol de Sudáfrica, ni tampoco logró retraer a otras que realizaron pintadas contra la casa de la colina y contra los presos políticos vascos en la misma fachada del Gaztetxe.

Vecinos del barrio

Pero no sólo los jóvenes de la Gazte Asanblada han mostrado su hartazgo con el Gobierno del Ayuntamiento gasteiztarra, formado por el PSE, con el apoyo esporádico del PNV. La asociación de vecinos Egin Ayllu ya denunció hace meses el intento de gentrificación (concepto moderno procedente del término inglés gentrification) puesto en marcha por los responsables municipales.

Se trata de una técnica utilizada en otras ciudades vascas, como es el caso de Bilbo e Iruñea, donde las tiendas de moda se reproducen a lo largo de los núcleos históricos. Zonas céntricas convertidas en grandes centros comerciales a disposición de turistas y visitantes principalmente.

Sin embargo, la gentrificación no es el único problema existente en Alde Zaharra de Gasteiz, donde desde hace meses se libra una batalla contra el Ayuntamiento por conseguir una escuela en el barrio. En torno a esta petición se mantienen unidas las cinco asociaciones de vecinos de la colina, que forman un frente social común junto al Gaztetxe, la Plataforma Amanda, la Asociación Cultural Deportiva Campillo, Emeak, la AMPA de la Escuela y Egin Ayllu.

Las citadas asociaciones dieron un paso a adelante el pasado mes de febrero, cuando todas ellas decidieron crear la agrupación Auzoan Hezi Hazi Bizi, que tiene como objeto mantener la actual escuela de Alde Zaharra y tratar de conseguir nuevos espacios para la infancia en el barrio. Lugares como el polideportivo del Campillo o el propio Palacio Escoriaza Esquivel, recientemente reformado por la ARICH.

En un manifiesto publicado por los firmantes de la iniciativa se recordó que «hace diez años sólo había 45 niños y niñas en la escuela e iban a menos; hoy hay 165 y van a más». «Antes no se aprendía euskara; ahora es el idioma que utilizamos para aprender en clase o jugar en el patio. Antes sólo venía una parte del barrio; poco a poco, comienza a ser la escuela de todos los que vivimos en él», añaden.

Un problema más que se suma a los existentes en un barrio de diez mil habitantes, donde «existen muchos museos» pero no tantos centros cívicos, ni sociales, como desearían sus vecinos.

Vista en el futuro

Por otra parte, el Gaztetxe de Gasteiz afronta este año con la apertura de nuevas instalaciones. Destaca la construcción de un bulder de escalada y la puesta en marcha de una guardería gestionada por los antiguos gaztetxeros y «ocupada» por los hijos de los mismos. Son proyectos dirigidos a fomentar la vida en la casa de la colina, y a contagiar dicha vitalidad al resto de calles del barrio, desde la Herrería, en la ladera oeste, a la calle Nueva Fuera, en la zona este.

Además, la puesta en marcha de las citadas instalaciones llega acompañada de nuevos jóvenes, de 16 y 17 años, que entran a la Gazte Asanblada con la ilusión de dar relevo a los veteranos de la misma. «Esta costando que llegue gente joven y por eso los mayores, de hasta 27 años, se quedan más tiempo», explican desde la colina.

El Gaztetxe celebra su vigésimotercer cumpleaños con la continuidad generacional asegurada, con nuevos proyectos y con el apoyo vecinal de un barrio que trabaja para que la casa «okupada» celebre sus próximos aniversarios en su actual ubicación.

Conciertos y Talleres para celebrar el cumpleaños

Para celebrar su vigésimo tercer aniversario, el Gaztetxe de Gasteiz ha acogido y organizado distintas actividades durante la últimas dos semanas.

Entre ellas cabe destacar el concierto de Gose, celebrado el pasado viernes, y la comida popular que tuvo lugar el sábado 16 de abril.

Son actividades en las que han tomado parte los actuales gaztetxeros y los viejos residentes en la casa de la colina, que se han acercado hasta el Gaztetxe para organizar, y protagonizar, teatros dirigidos a los residentes más pequeños de Alde Zaharra.

Conciertos, representaciones teatrales, chocolatadas, talleres y otras actividades buscan hacer de la casa autogestionada un centro abierto al ocio y a la cultura. Un espacio dirigido a los vecinos de la parte vieja gasteiztarra, sin cerrar sus puertas a todos los habitantes de Euskal Herria. I. S.

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