Si la preocupación en el entorno rojillo ya era patente tras la derrota in extremis frente al Athletic, la caída al descenso provocada por la victoria del Zaragoza ha hecho saltar todas las alarmas. A Osasuna le quedan cinco finales con las que intentar salvar ese cántaro que casi todas las temporadas acaba arriesgando camino de la fuente de la permanencia.

Esa mala costumbre, en cualquier caso, también puede ser su mejor aval. Si algo ha demostrado la escuadra navarra es que se mueve como pez en el agua en situaciones muy complicadas, no así alguno de sus rivales, sin olvidarnos que, de tanto jugar con cerillas, uno puede acabar quemándose. Otra circunstancia a su favor es que si mantiene la media de la era Mendilibar -casi a partes iguales victorias y derrotas-, la salvación se conseguiría, aunque bien raspada.

Su reacción debe comenzar ya, este próximo domingo frente al Valencia. Un contrario que vendrá dolido en su amor propio por la goleada que le infligieron los suplentes del Real Madrid y que llegará con las pilas bien puestas por parte de su técnico, Unai Emery, quien no ocultó su cabreo tras lo ocurrido en Mestalla.

De los antecedentes contra el conjunto che, que ha ganado más puntos fuera que en su feudo, el de más grato recuerdo es el 2-1 que permitió la clasificación para la previa de Champions cuando los valencianos también se jugaban una plaza segura en la máxima competición. Osasuna debería mirarse en el espejo de este encuentro, aunque ahora por razones bien diferentes, para intentar superar a los levantinos, quienes la campaña pasada ya consiguieron ganar por 1-3.

Bien sea disfrutando de una reconfortante victoria o levantándose de un traspiés que los dejaría muy tocados, los rojillos deberán jugarse después media permanencia con el Zaragoza en La Romareda. Los de Aguirre están superando sus compromisos sin alardes y con mucha marrullería, pero ya han abandona- do los puestos de la quema cuando hace unas semanas nadie daba un duro por ellos.

Sevilla, Getafe y Villarreal

Sin tiempo para recuperarse del sobresalto de estos dos importantes envites, el Sevilla visitará El Sadar entre semana. Además de estar inmersos en la pelea por la Europa League, los hispalenses tratarán de hundir a uno de sus más acérrimos enemigos, pese a que en los últimos tiempos los enfrentamientos entre ambos equipos hayan bajado de nivel de crispación.

Osasuna entrará después en una fase con dos últimos partidos -Getafe y Villarreal-, cuya exigencia dependerá en gran medida de lo que haya hecho con anterioridad y de la situación clasificatoria. Los madrileños podrían ya estar salvados o con el agua al cuello, mientras que los amarillos quizás no necesiten los tres puntos en juego..