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Alpinismo Reconocimientos

El Piolet d´Or abre las puertas a otras expresiones del alpinismo

Dos actividades, muy diferentes en su concepto, han sido las galardonas en la 19 edición que se celebró entre los días 13 y 16 de abril. La del Mount Logan de los japoneses y la de Groenlandia del equipo belga-estadounidense se llevan sendos reconocimientos.

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Andoni ARABAOLAZA

La 19 edición del Piolet d´Or francés celebrada entre los días 13 y 16 de abril en las capitales alpinas de Courmayeur y Chamonix ha dejado un buen sabor de boca. O mejor dicho, una de sus deliberaciones, la de la entrega de unos de los piolets de oro, ha sido una agradable sorpresa.

Y nos explicamos, seguramente por primera vez en la historia de este prestigioso premio a las mejores actividades alpinas, una de las actividades reconocidas no tuvo el piolet como herramienta de «trabajo». Dicho de otra forma, el jurado presidido por el australiano Greg Child ha querido ser valiente y reconocer una disciplina del alpinismo todavía no premiada. Han abierto las puertas a una expedición que se desarrolló en su totalidad en roca; como decíamos, sin la utilización del piolet que es sinónimo de alpinismo.

La actividad ha sido firmada por Sean Villanueva, Nicolas y Olivier Favresse de Bégica y Ben Ditto de Estados Unidos. Este grupo exploró y escaló en la costa este y sur de Groenlandia nada más y nada menos que nueve nuevas rutas en paredes vírgenes. La más importante les llevó 10 días («Devil´s brew», 850 m, 5.12+), y como suele ser habitual en este equipo, sin la utilización de expansivos (sólo uno). Además, la mayor parte de las vías comenzaron desde el velero capitaneado por el británico Bob Shepton, de 75 años.

Esta era, a nuestro entender, la gran sorpresa de esta edición del Piolet d´Or. Y es que, por ejemplo, la otra actividad reconocida tiene características muy diferentes. Se trata de la apertura japonesa de una impresionante vía «I-to» (2.500 m, cuatro vivacs, ED+, M6, WI5) al canadiense Mount Logan (5.059 m).

Así pues, han sido dos los piolets de oro que se han repartido en esta edición que contaba con un total de seis actividades nominadas. A las dos reconocidas hay que añadir las siguientes: La de Mount Foraker de Colin Haley y Bjor-Eivind Artun, la del Vasuki Parbat de Malcom Bass y Paul Figg, la del Lunag 1 firmada por un grupo francés y la del Mount Edgar de Bruce Normand y Kyle Dempster.

No quisiéramos olvidarnos de la concesión de otro piolet de oro, concretamente el que recibió el veterano Doug Scott en reconocimiento a su trayectoria.

Gran nivel

El jurado, por su parte, ha querido destacar lo difícil de la decisión que ha tomado, ya que las seis actividades candidatas tenían un gran nivel: «Estas nuevas ascensiones ilustran el espítitu de exploración de regiones alejadas y de difícil acceso, y han sido realizadas con una gran economía de medios por equipos forjados con espíritu de cordada y con un alto nivel de compromiso. Las candidatas han sido las que mejor han representado los valores del Piolet d´Or, han sido realizadas por alpinistas con expereciencia y han requerido un nivel particularmente elevado».

No cabe duda de que el jurado lo ha tenido difícil, pero finalmente se «mojó» por las dos actividades antes señaladas. Sobre la expedición del cuarteto belga-estadounidense, el jurado la ha valorado especialmente por su estilo y originalidad: «Esta innovadora actividad de big walls se distingue por un estilo puro, sin utilizar más que un solo espit y sin descender en rapel tras haber alcanzado las cumbres. En la muy exigente práctica del big wall han demostrado que era posible realizar esas ascensiones sin dejar ningún rastro. Además de una ascensión de un nivel técnico elevado, el equipo ha elegido las vías únicamente por la vía marítima, dando un perfume de aventura a esta cordada de compañeros».

La otra actividad reconocida, la de la cara sureste del Mount Logan, firmada por los miembros de los Giri-Giri Boys Yasushi Okada y Katsutaka Yokoyama, quizás era más esperada. De hecho, en octubre del año pasado ya fue premiada con el Piolet de Oro de Asia.

Sin lugar a dudas, la actividad de esta cordada japonesa fue espectacular, y así lo ha querido valorar el propio jurado: «Fue tras una larga fase de seguimiento que el equipo se metió en esta nueva vía, muy aislada, a una altura de 2.500 metros. Les hizo falta una larga fase de aclimatación y una larga reflexión para evitar al máximo los peligros objetivos de la vertiente. Esta ascensión simboliza el estilo alpino ligero, el saber escalar rápido en terreno desconocido, en una vía que es una vez y media la del Eiger. Una vez en la cumbre de la vertiente, la cordada puso su atención en seguir hasta la cima; todavía distante varios kilómetros».

Dos actividades reconocidas con sendos piolets de oro, otro más a la trayectoria de Scott, y cuatro jornadas enteras, entre Courmayeur y Chamonix, plagadas de debates, proyecciones, homenajes...

Una vez más, el Piolet d´Or francés, guste o no guste, no ha dejado indiferente a nadie.

 

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