EL TRIBUNAL SUPREMO ESPAÑOL VETA LAS CANDIDATURAS DE BILDU
Un paso de la resistencia a la creatividad
La prohibición de Bildu constituye un salto cualitativo importantísimo en la conculcación de
derechos políticos y civiles. Al igual que el Estado se supera en el diseño de sus estrategias, la respuesta debería ser igualmente distinta.
Iñaki IRIONDO
El Tribunal Supremo ha salido algo trastocado del papelón en el que –según Patxi López– le había metido el PSOE pero sin ningún miramiento: dando la razón al Gobierno y a la Guardia Civil. La prohibición de que Bildu participe en las elecciones sube un peldaño sobre ilegalizaciones precedentes y constituye un salto cualitativo importantísimo en la conculcación de derechos políticos y civiles.
Queda todavía por pelear la batalla del Tribunal Constitucional, pero en previsión de lo peor y a menos de tres semanas de que pueda consumarse el mayor pucherazo de la historia de Euskal Herria, conviene ir aproximándose al debate de cuál podría ser la respuesta más adecuada. Las concentraciones convocadas y el golpe en la mesa del PNV son necesarios, pero no suficientes. Habría que idear algo para el 22-M.
Hasta ahora la respuesta en casos análogos ha sido el voto anulado, lo que fue muy importante, pero parece más propia de una fase de resistencia que de ofensiva por ganar un escenario democrático. Al igual que el Estado se supera en el diseño de sus estrategias, la contestación debería ser igualmente distinta, aprovechando los resquicios que ofrece la legalidad. Cabe, por ejemplo, negociar con algún gran partido la posibilidad de concentrar su voto en él, para que promueva diputaciones con presencia independentista y propicie la creación de gestoras en los municipios donde obtuviera mayoría suficiente. O se puede centrar el voto en un partido pequeño pero con muchas listas y que garantice un acuerdo de mínimos con los excluidos. O, incluso, se puede pedir el voto para el PP, que salga el sol por Antequera, y que después explique qué hace con el poder logrado con el voto de «los testaferros de ETA». Seguro que ya hay mucha gente dándole al magín.