CRÓNICA | ELECCIONES EN EUSKAL HERRIA
Bilbo e Iruñea, puntos neurálgicos de una «noche mágica» que evidencia la ilusión
Fue una «noche mágica». Era la escueta frase con la que algunos de quienes participaron en las vigilias reivindicativas en Bilbo e Iruñea recordaban ayer lo vivido en El Arenal y la plaza consistorial a la espera de que se conociese el fallo del Constitucional sobre Bildu. Llegó el plácet español y la tensión contenida por miles de vascos se desbordó a borbotones, cargando las pilas de soberanistas e independentistas de izquierdas que esperan superar esa gran alegría el 22 de mayo.
Agustín GOIKOETXEA-Aritz INTXUSTA
La ciencia del siglo XXI no ha logrado aún descubrir un formato con el que se pueda transmitir al lector lo vivido en la medianoche del jueves en El Arenal bilbaino y la plaza del Ayuntamiento iruindarra, ni tan siquiera la avanzada tecnología audiovisual. Si se trata de hacerlo con palabras podríamos hablar de entusiasmo, pero nos quedaríamos cortos. Tan cortos como si usáramos euforia o júbilo para definir lo que sintieron en directo miles de personas aguardando a que un tribunal alejado de su país, del que algunos no conocen ni su cometido, les reconociese su derecho a votar a la opción política que deseen o, simplemente, a presentarse a unos comicios locales para trabajar por mejorar su municipio.
Fue sentimiento en el estado más puro, como el temor con que muchos aguardaron el desenlace, aunque fuera con poca esperanza en que no se repitiesen noches anteriores en las que otros proyectos fueron vetados por este o por otro tribunal.
Bertsolaris, música y conexiones con otros puntos del planeta, que mostraron solidaridad hacia la causa vasca, no conseguían saciar la sed de noticias, por lo que muchos estuvieron más atentos a lo que escuchaban a través de auriculares y otros soportes en El Arenal. Los hubo que improvisaron una cena de campaña y otros miles, resignados por la ausencia de un transporte público de calidad en la ciudad del emblemático Museo Guggenheim, debieron partir hacia sus casas.
En la capital navarra la prolongada vigilia también pasó factura. Los reunidos frente al ayuntamiento llevaban desde las 19.30 en una improvisada asamblea y ni una sokatira ficticia, los variados juegos o el socorrido baile de la era lograban calmar a quienes respondieron a la llamada del Movimiento por los Derechos Civiles. El desenlace se hacía esperar.
En torno a las 23.30 comenzó a vislumbrarse en el caso del Botxo, donde representantes de Bildu como Martin Garitano, Oskar Matute y Pello Urizar eran rodeados por fotógrafos y cámaras de televisión, lo que puso en alerta a las miles de personas que aguardaban sentadas noticias de Madrid.
Tanto fue creciendo la ola que el escritor Lutxo Egia, que se encargó de la presentación del acto, tuvo que pedir calma ante los incipientes gritos de ``Jo ta ke irabazi arte'', precisando que aún no había confirmación desde Madrid. El grupo Taberna Ibiltaria logró por unos minutos apaciguar la excitación con populares canciones como ``Oi ama Eskual Herria'', ``Tiriki trauki'', ``Lepoan hartu'' o ``Xalbadorren heriotzean''.
La calma iba a durar poco. A un lado del escenario, representantes de Bildu trataban de confirmar el fallo del Constitucional y lo hicieron a las 12.21, cuando Garitano, Aitziber Ibaibarriaga, Urizar y Matute subían al estrado mientras se alzaba un atronador «Independentzia''. Los rostros de satisfacción de los cuatro eran evidentes y el júbilo impregnó a los cerca de 5.000 hombres y mujeres que ocupaban El Arenal, que entre gritos y alguna que otra lágrima no dejaban de corear ``Bildu aurrera'', salpicados de otros en los que se exigían la vuelta a Euskal Herria de los presos políticos vascos.
«Eusko Gudariak» puño en alto
En Iruñea no aguantaron tanto. Después de la primera votación en Madrid, muchos comenzaron a celebrarlo tras entonar el ``Eusko Gudariak'' puño en alto. Después de atender a los medios en la sede de EA, Bakartxo Ruiz y Maiorga Ramírez se encaminaron a Calderería y Nabarreria a sumarse a la celebración.
No fue una noche tan multitudinaria como la de Bilbo, pero sí que hubo euforia y sensación de hermandad entre los impulsores de Bildu. El veterano militante de la izquierda abertzale Patxi Urrutia, copa de champán en mano, afirmaba: «Ésta es la mejor en años». Txelui Moreno, muy emocionado, no dejaba de recibir apoyos y el animador de la asamblea previa, Sabino Cuadra, aguantó también en la celebración que se prolongó hasta bien entrada la madrugada.
Desde el escenario del Arenal, Matute recordó a una exultante parroquia que «la nuestra es una apuesta colectiva, de todos y todas, y para todas aquellas personas que quieren construir nacionalmente Euskal Herria, que quieren transformarla socialmente desde abajo y a la izquierda». Por ello, animó a la ciudadanía a acompañarles en esta campaña electoral para conseguir que la coalición «sea la respuesta efectiva y útil que este pueblo necesita y merece».
«El 22-M queremos llenar las urnas de ilusión, de esperanza, de decenas de miles de votos de soberanistas e independentistas de izquierda», añadió.
La ilusión de alcanzar ese objetivo había prendido ya en Euskal Herria.