Colectivos sociales de Bizkaia denunciaron ayer la conducta de los responsables del Área de Acción Social del Ayuntamiento de Bilbo en torno al protocolo y pautas de actuación que ha establecido para las reclamaciones y denuncias «sobre fraude en la concesión de prestaciones sociales», y denunciaron que «se inventan pruebas falsas» para retirar la Renta de Garantía de Ingresos, antes denominada renta básica.

Patxi De la Fuente, abogado de tres familias de afectados, destacó a GARA que «constituyen una afrenta para los derechos sociales» y advirtió de que «las actuaciones del Negociado de Control e Inspección del Ayuntamiento de Bilbao no sólo atentan contra los derechos de las personas solicitantes de las prestaciones sociales en situación de grave vulnerabilidad, sino que lo hace quebrantando de manera ostentosa y manifiesta la legislación vigente, especialmente el amplio conjunto de normas que instituyen el actual sistema de Garantía de Ingresos y aquellas relativas al procedimiento administrativo común».

De la Fuente explicó que, incluso el Ararteko, conoce más denuncias en el caso de Bilbo y dijo que «se han inventado un protocolo interno en el que los informes de la Policía Municipal son prueba suficiente para retirarte la ayuda, sin posibilidad de recurrirlos ni presentar pruebas diferentes», por lo que «podría existir un delito de prevaricación». Admite que el servicio de Acción Social se está aprovechando de la inseguridad de las personas que se encuentran «desprotegidas y sin recursos».

De hecho, Naia González explicó a GARA que le retiraron la renta básica porque «un día se acercó la Policía Municipal donde vivía y preguntó si allí vivía una mujer por mí. Una vecina de enfrente le dijo que no vivía una mujer, sino una chica, y sólo por eso me he quedado sin prestación. Es absolutamente frívolo. Tienen absoluta impunidad para hacer lo que quieran. El fraude está en ellos, porque no saben qué hacer con tanto paro», lamentó la afectada.

Unai Unda vive en un caserío en Bilbo dividido en cuatro viviendas. «Antes de pedir la renta básica trabajé. Comencé a estudiar en la Universidad y no podía compaginar ambas cosas». Le pidieron desde Acción Social que debía trabajar, porque «no se me podía pagar sin hacer nada». Al final, un Policía Municipal, «que vigilaba todas las mañanas», fue al caserío y le preguntó por él «a amama, que vivía con aitite y un hijo discapacitado. Le dijo que vivía allí, aunque en otro piso, y fue suficiente para quitarme la ayuda de la renta básica».