La aprobación definitiva del rescate de Portugal no trajo la tranquilidad esperada a los mercados. Y es que, sobre todo, los inversores están a la espera de ver el desenlace del debate sobre la reestructuración de la deuda griega, negada ya sólo a medias y escondida entre eufemismos. Por el momento, tendrán que armarse de paciencia, dado que no hay nada previsto para este mes y sólo se escuchan las peticiones de más reformas estructurales y fiscales para el país heleno por parte de los organismos europeos, tal como hizo ayer el Ecofin. De otro lado, en Estados Unidos no se asimilaron bien los malos datos de inicio de viviendas y nuevos permisos de construcción. Por tanto, las dudas crecen por la mala evolución de las economías periféricas y la escasa fortuna del apoyo financiero otorgado hasta ahora a Grecia. Al cierre, el Ibex retrocedió un 0,55%, hasta los 10.306,40 puntos. El resto de las plazas europeas cayó con más fuerza. Francfort recortó un 1,77%, París, un 1,21%, y Londres, un 1,06%. En el Ibex, los pesos pesados fueron los grandes culpables de los números rojos. Sólo Telefónica, que sumó un 0,21%, hizo de freno. El gran varapalo de se lo llevó Sacyr (-5,33%). Por detrás, Acciona, Grifols, ACS y Bankinter, con descuentos superiores al 2%. En el lado opuesto, sobresalieron los avances de Gamesa (+2,26%) y Amadeus (+1,29%). En París, los títulos de Carrefour (+0,34%) se beneficiaron de la seguridad mostrada por la compañía en el cumplimiento de sus objetivos para este año. Bouygues, el peor del día, bajó un 4,49% tras la presentación de sus cuentas trimestrales.