Continúa la huelga de las trabajadoras de comedores escolares de la red pública en reivindicación de mejores condiciones laborales no sólo frente a las empresas, sino también, al parecer, frente al Gobierno de Lakua, a tenor de la actitud de éste ante el conflicto. Una actitud que han denunciado los sindicatos por eludir su responsabilidad, en este caso la de mediador que se supone le corresponde, y por no mantenerse al margen de los intereses de las partes, amenazando a las trabajadoras con recortes en sus condiciones laborales, en sus derechos, por tanto, si no llegan a un acuerdo con las empresas. La toma de posición del Ejecutivo autonómico llega hasta el punto de acusar a las monitoras en huelga poco menos que de secuestradoras, mediante la afirmación de que están utilizando a los alumnos como rehenes. La postura de las empresas, sin embargo, no es merecedora de amenaza ni acusación alguna para la viceconsejera de Administración y Servicios Educativos, Marisol Esteban, según la cual el innegable perjuicio que la huelga ocasiona a los alumnos es exclusiva responsabilidad de las monitoras que diariamente les atienden y no reclaman sino unas condiciones de trabajo más dignas, las cuales, sin duda, redundarían en un mejor servicio. Pero Lakua tiene claro que, en lugar de buscar una solución, ha de tomar partido. Una vez más, por el poderoso.