La líder del PS, Martine Aubry, reunió ayer la dirección del partido para analizar la situación creada tras la detención del director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn, acusado por una empleada de un hotel de Nueva York de intento de violación. Sin ocultar la sorpresa que les ha provocado la noticia de la detención de Strauss-Kahn el pasado sábado, Aubry indicó que el partido debe continuar con su labor de «proponer una alternativa a los franceses» de cara las presidenciales de 2012.

Para esa cita, los sondeos apuntaban a Strauss-Kahn como el candidato mejor situado, lo que le colocaba como favorito para las primarias que el PS tiene previsto celebrar en octubre, y por delante de posibles aspirantes de otros partidos.

Aubry confirmó que el calendario no se revisará, que los interesados podrán presentar su candidatura hasta el próximo verano y que el partido no cambiará de objetivos, que pasan por presentar un programa, elegir a un candidato para defenderlo en las elecciones de 2012 y «unificar a la izquierda».

La líder del PS no desveló si ella misma optará a la candidatura del partido y se limitó a afirmar que no es el momento de tratar ese tema.

Conocer su versión

El mensaje oficial del partido es defender la presunción de inocencia porque falta por conocer la versión de los hechos de Strauss-Kahn puesto que, debido a las particularidades de la Justicia estadounidense, sólo se conoce por ahora la acusación. A la espera de la versión del acusado, se multiplicaron los mensajes de unidad en el partido, donde oficialmente nadie da por acabado a Strauss-Kahn ni quiere dar la sensación de que saca partido de sus problemas.

«Vivimos una dura prueba colectiva. Los socialistas deben permanecer unidos», afirmó Ségolène Royal, candidata en las pasadas presidenciales que ha anunciado que volverá a presentarse a las primarias.

El mismo mensaje lo repitió el ex primer ministro Laurent Fabius, quien se había mostrado dispuesto a renunciar a la candidatura en favor de Strauss-Kahn. «Es una situación terrible en el plano humano y muy difícil en el plano político. Tenemos que demostrar prudencia en cuanto a los hechos. De nosotros se espera unidad», afirmó Fabius. De la reunión se marchó sin hacer declaraciones François Hollande, otro de los candidatos declarados a las primarias que encabeza ahora los sondeos, según una encuesta publicada ayer por «Le Parisien», si no se tiene en cuenta a Strauss-Kahn.

El alcalde de París, Bertrand Delanoë, pareció dar un paso al frente al declararse dispuesto a «asumir responsabilidades» en caso de que el partido lo necesite. Muy popular en las encuestas, el primer edil parisino parecía haberse apartado de la primera línea política en beneficio de Strauss-Kahn.

Si entre el PS nadie quiere dar imagen de que aprovecha la caída del director del FMI, entre la derecha las consignas van en el mismo sentido.

El presidente del país, Nicolas Sarkozy, probable candidato a repetir mandato por el campo conservador, no se ha referido públicamente al caso, pero en privado considera que le otorga ventaja de cara a los comicios, según reveló el vespertino «Le Monde». El rotativo asegura que Sarkozy considera que el caso es un desastre para el PS, que están perdiendo la batalla moral de cara a las presidenciales.

Aunque el primer ministro, François Fillon, pidió que no se saque partido del caso, declaró que si las acusaciones resultan probadas, «se trataría de un acto muy grave que no tiene ninguna excusa». Algunos de sus diputados criticaron al PS por su «solidaridad de casta» que les lleva a defender al responsable del FMI y destacaron que la víctima es, en todo caso, la empleada del hotel.